<b>En la ciudad de San Pedro de Macorís no quedó un árbol, todo era alegría y celebración de un pueblo que disfrutaba hasta más no poder el triunfo de su equipo, Las Estrellas Orientales. La última vez fue en la temporada 1967_1968, es decir, ya se cumplieron 45 años.</b>
Y ahí está la sincera, abnegada, sacrificada, fiel y coherente fanaticada verde a la espera de otro campeonato que sería el tercero del conjunto en la época de la pelota moderna en el país. El primer campeonato de Estrellas Orientales fue obtenido en 1954.
“Los fanáticos de Estrellas Orientales se tiraron a las calles a festejar su primer título de la era moderna del béisbol dominicano. Los paquidermos derrotaron al Licey en cinco partidos, 4-1.”, describe Iván Ottenwalder en una crónica de la época. Fuente:periódico El Caribe de agosto del 1954. Archivo General de la Nación.
Las fotos difundidas de esa histórica celebración hablan por sí sola, la población de San Pedro de Macorís desbordante de alegría tirada a las calles gritando, cantando, bailando, gozando y disfrutando a todo dar ese acontecimiento. Niños, jóvenes y adultos con ramos en las manos, árboles, hojas, banderas, gorras, sombreros y cualquier otro objeto que simbolizara el color verde estaba incluido para animar la fiesta.
La segunda corona ocurrió en el torneo de 1967_1968, precisamente cuando era un niño de diez años. La imagen de esa segunda celebración no la olvidamos, y hoy existe la frustración entre algunos miembros de mi generación de no poder volver a disfrutar otro campeonato antes de que nuestro ciclo de vida física concluya.
Los clásicos coches de San Pedro, que en ese entonces era la alternativa de movilidad de la clase media y hasta una parte del segmento más acomodado por aquello de que había muy pocos vehículos en la ciudad, fueron convertidos en carrozas adornadas de flores y hojas verdes.
Siendo un infante junto a nuestro difunto padre, Juan Díaz Hernández, aplaudíamos hasta el delirio en el Estadio Tetelo Vargas aquellas excelentes jugadas y enormes batazos de los jugadores.
La primera vez que las Estrellas Orientales terminan en primer lugar fue en la temporada 1967-68, bajo las riendas del cubano Tony Pacheco, ganaron 38 partidos, perdieron 19 y se proclamaron campeones al derrotar en la serie final a los Leones del Escogido 5-3. Esta fue la última corona verde.
Esa poderosa novena de 1967-68 tenía a Hal King, cátcher; Rafael Batista, 1B; Félix Santana, 2B; Rigoberto Mendoza, 3B; Ted Kubiak, SS y los jardineros Ron Davis, José Vidal Nicolás, Ricardo Carty y Chico Ruiz,
El pueblo gritó a viva voz, "Estrellas Campeón” y el estelar lanzador Larry Dierker, se convirtió en el Jugador Más Valioso de la serie y Tony Pacheco junto al inmenso Rico Carty, líder de bateo del torneo, con promedio de 350, eran aclamados por la multitud en el Estadio y luego en las calles y avenidas petromacorisanas en el desfile de celebración. ¿Por qué San Pedro de Macorís no ha vuelto a saborear otro Campeonato de Béisbol Profesional? Hay varios culpables de esa situación.
En primer lugar, los dueños del conjunto verde que no les interesa llegar a la meta final del clásico porque su único interés es clasificar para así equilibrar sus finanzas o ganancias. De ahí, que en la serie del “todos contra todos” no contratan jugadores de calidad de los equipos descalificados.
En segundo lugar, los estelares jugadores de Grandes Ligas oriundos de la Sultana del Este que no dan la cara por su equipo y que cada año irrespetan a la fanaticada verde anunciando que van a jugar para finalmente no hacerlo, como ocurrió en esta ocasión con Robinson Cano y Alfonso Soriano.
En tercer lugar, la falta de una gerencia moderna que incluya una efectiva comercialización del equipo de las Estrellas Orientales.
Y en cuarto lugar, la falta de nuevos atractivos y promociones que motiven que el fanático acuda con mayor frecuencia al Estadio Tetelo Vargas. Aquí no existe ni siquiera un museo que recree la trayectoria del conjunto y sus jugadores más emblemáticos.
El fanático macorisano siempre respalda su equipo demostrando ser fiel a su insignia verde, mucho más que sus propietarios y jugadores y han sido precisamente los que hasta ahora impiden que el conjunto de Estrellas Orientales pase a la zona oriental de Santo Domingo, como desde hace un tiempo vienen promocionando algunos cronistas deportivos. Que conste que desde que nos apagaron y bajaron las chimeneas de los ingenios azucareros de esta legendaria provincia, cualquier otra cosa puede suceder. Las Estrellas Orientales representan un ícono para San Pedro de Macorís y sería muy doloroso que desaparezcan del firmamento oriental. ¡Brillan Las Estrellas!, como elegantemente lo expresa el excelente narrador y comentarista deportivo, Ernesto Kranwinkel.
DiarioDigitalRD
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