En el 1982, un presidente
del PRD fue sustituido por otro del mismo partido pero de distinta corriente
interna. En el 2012, se repite la historia y Danilo Medina sustituye a Leonel Fernández,
del mismo partido pero de otra corriente, presentando el dilema de incluir en
la nómina pública a amigos, familiares y acólitos que representen a los nuevos
líderes (Danilistas) o promover su ascenso, en caso de que estuvieran en el
gobierno, acorde con su nivel de aporte al triunfo que cada quien reclama como
suyo (no hay sombreros para tantas cabezas).
En el caso de Santiago, han sido
nombrados funcionarios desconocidos o traídos desde ciudades lejanas,
provocando el rechazo consciente o inconsciente de las bases que tendrán la
oportunidad de manifestarlo cuando se inicie la contienda interna con miras al
16.
El liderazgo político del PLD en Santiago está
en franca crisis, determinada por la exclusión de dirigentes emblemáticos que por
orden de Leonel, salieron a las calles y consiguieron triunfos en sus bloques o
una derrota digna en otros, quienes en los tres períodos gobernados por el PLD
y el Dr. Leonel Fernández, manejaron cuotas de poder significativa y hoy, la
exclusión de estos lideres altos, medios y de base que no responden a proyectos
danilistas futuros o a sus intereses personales, chocan a tal punto que en un
caso, delante del presidente Danilo Medina, al escuchar la sustitución de un
director preguntó, ¿quién lo colocó en esa posición? y al escuchar la respuesta
el presidente de nuevo preguntó: ¿es que van a eliminar todo lo que representa
a fulano?.
El Dr. Leonel Fernández, de forma recurrente, ha sido objeto de
acusaciones por propios y contrarios, de gobernar con sus iguales dentro del
Comité Político y con los miembros del Comité Central, haciéndose rodear estos,
de los miembros de los Comités Intermedios quienes a su vez controlan a los
presidentes de los Comités de Base, conformando una estructura orgánica que
hasta el 16 de agosto pudo mantener una cohesión total que le ha permitido, un
manejo gubernamental de sus gentes, sin presentar crisis internas fuera de lo prudentemente
manejables.
En los años en que el hoy presidente Danilo Medina se retiró a crear su
magistral proyecto político, que el pueblo dominicano valoró en su justa
dimensión y que a la postre marcó la diferencia necesaria para convencer a los
votantes y lograr el triunfo obtenido democráticamente el 20 de mayo del 2012,
el entonces presidente Fernández y el PLD, no presentaron crisis de gobernabilidad
ni institucional, porque los seguidores de Danilo no fueron apartados de las
posiciones privilegiadas que detentaban en ese momento.
Hoy tenemos dirigentes que en sus reuniones llaman de forma despectiva
a “esos leonelistas”, queriéndoles indilgar los “trabajos pesados de 12 años”
que les tocó de una administración muy generosa con ellos, tratando por demás,
de considerar la nueva era del PLD con Danilo al frente como una herencia
política y económica que deben usufructuar y que les permitirá perpetuarse
ascendiendo a posiciones electivas locales, por medio del manejo antojadizo de
los trabajadores públicos de la provincia de Santiago.
Todos conocemos por docenas los dirigentes peledeistas miembros de los
distintos niveles en que se divide la estructura orgánica del PLD, que
trabajaron en cuerpo y alma para mantener el partido en el poder, que dieron
todo su aliento y algo más en las calles de cada uno de nuestros barrios y en
cada interminable discurso, tratando de convencer por todos los medios a los
votantes que en algún momento dudaron de salir de sus casas a darle su apoyo
solidario a un hombre como Danilo, que mostraba tanta seguridad de cumplir con
un discurso que parecía casi ideal y del cual hoy no se arrepienten, dirigentes
que enfrentaron a opositores dispuestos a pagar cualquier precio por la
victoria de su candidato.
Los que hoy representan a Danilo en Santiago, se muestran muy opuestos
a que los dirigentes santiagueros que hoy están apartados totalmente de la
administración pública, tengan alguna posibilidad de retornar al gobierno ni
siquiera a posiciones de tercera y han enfilado a los leonelistas de alta o
baja jerarquía, incluyendo presidentes de direcciones municipales, para
fusilarlos con el cañón cesante que determinará el futuro económico y político
de esos obreros del PLD con cinco triunfos en su historial.
La cacería no termina; cuando inicie el proceso interno del PLD con
miras al 2016, grandes y pequeños pasarán facturas a los faraones danilistas de
Santiago que sacrifican en masa a aquellos que dejaron el cuero en las calles áridas
y desiertas de intención de votos y que en mayor o menor nivel contribuyeron al
triunfo de Danilo y el PLD y estarán en pleno derecho de citarlos por sus
nombres y apellidos. Aquí se manifiesta con precisión el dich “Lo que va,
viene” o “Lo que sube, baja”. Prepárense todos!
El Ing. Luis Rodríguez es Analista y
Desarrollador de Sistemas Informáticos.