<b>Los parqueos del Palacio Nacional siguen dando de qué hablar. En aquellos años en que Minou se enseñoreaba en el Palacio, fue un símbolo la tanqueta con la cual se mandó un mensaje a un funcionario que se sintió afectado porque no se le respetó el parqueo asignado.No hay norma, regla ni ley. Hay mando.</b>
Y el que manda hace lo que le da la gana. Y punto.Ahora le tocó el turno de vivir una experiencia parecida a mi amigo Bienvenido Scharboy, periodista de Diario Libre.Una de esas que creen que están por encima del bien y del mal y que no tienen ley, norma o regla alguna qué respetar, porque están a la diestra del Poder, le ocupó el parqueo asignado a Diario Libre.
Y luego bañó en amenazas e indecencias a Scharboy porque, para no perder el servicio que fue a cubrir, se parqueó detrás de la jipeta (¡ah, porque es una jipetuda la leona!) de la irrespetuosa.No sé si le amaneció una tanqueta en el parqueo hoy cuando Scharboy volvió.
¿Podemos considerar el que no le pusieran la tanqueta "un indicador de avance institucional"?
Otra empleada twistteó una serie de críticas imprudentes acerca de los periodistas que cubren la fuente del Palacio. La redacción de las mismas, por cierto, indicaba semianalfabetismo, lo que señala por dónde hay que comenzar la campaña de alfabetización que promueve el gobierno.
¿No se necesitará, en paralelo, una campaña de alfabetización cívica a los patanes (¿y patanas?) que medran del presupuesto público en botellas, garrafas, botellones y tinacos que drenan los recursos que nos sangran?
La agresiva y ensorbecida jefota palaciega (¿le cabría el mote de "polilla palaciega" que tanto gustaba emplear a Balaguer?), le dijo a Scharboy: "Mírame bien la cara, porque voy a volver a ponerme ahí, para que me bloquee de nuevo".Como ya hemos tenido casos de tiroteados y muertos por un parqueo, tras de verle la cara ¿tendría Scharboy que verle el cañón?
Mi amigo, el periodista Bienvenido Scharboy, a quien conozco desde finales de los años ´70 cuando era miembro de un grupo teatral al que pertenecí y que dirigí, el Tercer Grupo, fundado por el actor, director y formador teatral venezolano Rómulo Rivas, había acudido a Palacio para la rueda de prensa en que el Gobierno bendeciría a las industrias de embutidos (a las que ya no se le puede llamar cárnicas, dado que prácticamente no hay proteínas en la proporción mínima adecuada).
Es obvio que, en mi opinión, el gobierno estuvo haciendo pruebas de los embutidos, dándolos a comer al personal del Palacio.
Sólo eso explica que a sus empleadas se les haya subido el salami a la cabeza.