<b>El político y economista español Josep Borrell, que visita el
país, previó este jueves que la crisis actual que afecta al capitalismo
persistirá por ser causada por una desigualdad social en la que el sector
financiero fuerza a los pobres a endeudarse en sus excesivos recursos
especulativos.</b>
Borrell, de 65 años, presidió el Parlamento Europeo, ocupó los
cargos de secretario de presupuesto, ministro de obras públicas y ganó en el
2000 las primarias presidenciales del entonces opositor Partido Socialista
Obrero Español (PSOE), a la que declinó luego por un escándalo de fraude fiscal
que involucró a dos colaboradores suyos.
Explicó que la
creciente desigualdad social en los países occidentales es evidente en la
existencia de demasiados pobres a quienes los demasiados ricos fuerzan al
crédito para que compensen sus ingresos y sigan viviendo con el dinero que les
sobra para especular.
“Y mientras no se
corrija esa desigualdad latente y creciente en las sociedades como España, que es
el segundo país más desigual de Europa, el capitalismo será crecientemente
inestable”, pronosticó Borrell, citado por la Unidad de Comunicaciones del
Ministerio de Economía.
Contrastó que entre tanto en su país persisten
los sueldos muy elevados en el sector financiero y empresarial y peor aún se
otorga un trato fiscal muy diferente o preferencial a las ganancias de capital
que el que se da a las rentas por trabajo, pues hay banqueros que se jubilan
con cincuenta millones de euros donde la pensión máxima es de 36 mil euros anuales.
El político y economista, entrevistado en Uno
más Uno, visita el país invitado por el Ministerio de Economía, Planificación y
Desarrollo con motivo de su séptimo aniversario de creación y en ese sentido
ofreció una charla magistral la noche de este miércoles en el Palacio Nacional.
También consideró que la palabra
austeridad era con la que se reconocía antes de manera laudatoria a quienes
abjuraban del despilfarro pero ahora en España significa “austericidio”, porque
implica comprimir los salarios que a su vez comprimen la demanda y empujan a
más recesión en busca de bajar un déficit que por esa vía no será logrado.
Reconoció que aunque la subida de
impuestos afecta a todos los españoles el efecto es menor en quienes tienen
mayor capacidad financiera, los que pueden escapar yéndose a otros países,
mientras la mayoría de la población que no puede irse sufre además congelación de
pensiones.
A ello dijo que se
agrega el que los bancos ya no pueden otorgar
créditos porque están asfixiados también por sus altos niveles de endeudamiento,
lo que provoca una espiral recesiva que genera más austeridad y más recesión y
conduce a algunas economías de los países del sur de Europa como en particular
la española a una situación muy difícil.
“En esto hay una enorme
responsabilidad a todos los niveles, por lo que sería injusto atribuirlo no más
a los políticos, aun cuando ha habido políticas económicas erradas, pero
esto no conlleva a decir que todos sean
iguales, corruptos, incompetentes”, indicó.
Dijo que todo el mundo ha intentado sacar
partido, pues mucha gente ha especulado comprando viviendas baratas para revenderlas
más caras, el efecto de políticas económicas diseñadas de manera que
permitieron una burbuja inmobiliaria tan grande que España ha construido más
casas que Alemania, Francia e Italia juntas, dos millones de casas y
apartamentos vacíos en una población de cuarenta millones de habitantes.
Borrell explicó que ese
exceso de inversión en el sector inmobiliario fue propiciado incluso al final
por los ayuntamientos, los constructores y especuladores, pero que la mayor
culpabilidad recae sobre los banqueros que otorgaron créditos excesivos.
En sentido general todo esos fueron efectos de
una desregulación aplicada por los gobiernos tanto del PSOE como del Partido Popular,
políticas que permitieron construir donde fuere y que consideraban los planes
urbanísticos como trabas.
En consecuencia dijo que es partidario de una
política más intervencionista del poder público con una legislación más
vigilante, más exigente, una apuesta de futuro contra esos “comportamientos
depredatorios” de los inversores y especuladores inmobiliarios.