<b>La posición asumida por el gobierno en el caso de
la franja turística Bahía de las Águilas, en la provincia de Pedernales, nos
ofrece una excelente oportunidad de darle más vida a nuestra olvida y empobrecida
región Sur.</b>
Contrario a los que se oponen a la explotación en término turístico de esa hermosa zona del
país, creo que no debemos desaprovechar este momento para sacarle provecho, sin
sacrificar aspecto tan sensible e importante como lo es el ecosistema.
En Bahía de las Águilas hay zonas para el turismo.
Son muchos los dominicanos que se pueden beneficiar del levantamiento de
proyectos vinculados a la industria turística. También, sabemos que existen sectores
egoístas de la región Este del país que siempre han obstaculizado la
implementación de esos proyectos.
Sencillamente, es un asunto de intereses demoniacos
que se oponen a la explotación de Bahía
de las Águilas, considerada como opción de desarrollo turístico.
La infraestructura está montada (hoteles,
carreteras, aeropuertos, playas, balnearios, buena comida, receptividad y
seguridad) para echar mano a la obra. Y debe hacerse por encima de los sectores
económicos que se oponen.
Los sureños debemos unirnos para esta importante
causa, y dejar atrás el sectarismo político y los resentimientos personales, si
es que tenemos la sana intención de coadyuvar a salvar al Sur.
La región sur se debate entre la vida y la muerte.
Más bien, se encuentra en estado de coma o pronóstico reservado, para
expresarlo con un término médico.
Es una
lástima que tengamos que decirlo en forma tan cruda, pero esa es la realidad.
Bastaría
ver la cara de los pobladores para darnos cuenta que la pobreza está acabando
con la zona. Y no es un problema de ahora. Es una escena que viene desde hace
varias décadas. Más, pocos se han esforzado en buscar soluciones a la crisis, a
no ser ofrecimientos aéreos en los aprestos de campaña.
El cuadro
de miseria es alarmante. No estoy diciendo nada que no sepan los demás.
Sencillamente, estamos recordando a nuestros gobernantes que si los sureños
estamos vivos es por la misericordia de Dios.
Desde
Baní hasta las zonas más profundas del suroeste miles de ciudadanos se
subalimentan, sobreviven, con las pocas raciones que reciben y obtienen por su
esfuerzo.
El
desempleo cada día se hace más patético. Los más afortunados sobreviven con las
remesas que reciben desde el exterior. La población está rodeada de
precariedades, sin esperanzas de ver por ahora un futuro promisorio, en tanto
los ancianos perecen sin ver llegar el porvenir que por décadas habían
idealizado para sus hijos.
Así, la
generalidad de los barahoneros, neiberos, duvergenses, pedernalenses, etc., se
acuestan todas las noches con el estómago vacío, hasta el otro día, cuando
calientan el estómago con una taza de café para inicial la jornada del día. En
igual situación se encuentran los restantes pobladores de los pueblos sureños.
No se
trata de los párrafos de una novela. Es una cruda realidad que espanta.
Hay que
ir en auxilio de la región sur. Se trata de una tierra de hombres laboriosos,
de prestigiosos profesionales en todas las ramas del saber, que han ofrendado
sus vidas en beneficio de los mejores intereses de la República Dominicana.
Entonces, no es justo que se mantenga ese cuadro de miseria en la zona.
El
desempleo es el principal problema del Sur. ¿Por qué no desarrollar más
programas de desarrollo que los que hasta ahora se han levantado?
Se
necesitan más obras de infraestructuras turísticas que puedan garantizar la
incorporación de la mano de obra baldía.
Ahora que
tenemos un presidente sureño, que ha dado muestras de preocupación por los
dominicanos más necesitados, propicia es
la oportunidad para pedir la celeridad en la reconstrucción de las carreteras,
construcción de escuelas, instalación de zonas francas y otras medidas que
tiendan a rescatar a la olvidada zona del suroeste de la miseria y de la
muerte.
Apelamos
a la sensibilidad de todos los partidos políticos, sin excepción, a las organizaciones
cristianas, clubes culturales, la sociedad civil, y otros organismos, a los
legisladores, de la región sur para que se solidaricen con este llamado.