<b>CIUDAD
MEXICO – El ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Juan Temístocles Montás, consideró este
miércoles aquí que los choques externos negativos pueden impactar el desempeño
económico de los países aumentando el endeudamiento y reduciendo la capacidad
de crecimiento, a juzgar por lo que ha pasado en República Dominicana en los
últimos 30 años.</b>
Al pronunciar la conferencia “Experiencia
de endeudamiento en República Dominicana”, durante una asamblea de la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL) en México, Montás señaló que tratando de evitar la contracción económica durante
las crisis de deuda registradas en el país entre 1979 y 1982, entre 2001 y el 2002 y entre el 2008 y el 2012, “se
pospusieron ajustes fiscales y el mayor endeudamiento restringió aun más el
espacio fiscal al aumentar el servicio de la deuda”.
“El gran desafío de una economía
como la dominicana es crear mecanismos para amortiguar los impactos negativos
de estos choques”, apuntó Montás según una nota informativa de la Unidad de Comunicaciones
del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo.
Advirtió
que una inadecuada regulación y supervisión bancaria entrañan riesgos que van
más allá del financiero, por lo que una crisis bancaria “es muy probable que
termine en una crisis fiscal y ésta en una crisis de deuda con la posibilidad
de terminar en una moratoria de la deuda. Esto fue lo que pasó en Republica
Dominicana entre 2003 y 2004”.
Representantes
de organismos internacionales, autoridades y académicos de la región y Estados
Unidos se reunieron en la capital mexicana para evaluar la crisis de la deuda
desde una perspectiva global, cómo se generó la crisis y las lecciones
aprendidas, bajo los auspicios de CEPAL, el Ministerio Federal de Cooperación
Económica de Alemania, la Secretaría General
Iberoamericana y la Corporación Andina
de Fomento.
En
el evento “La Crisis
de la Deuda 30
Años Después” intervinieron figuras de renombre en la región como Alicia
Barcenas, secretaria Ejecutiva de CEPAL; Enrique Iglesias, Secretario Ejecutivo
Iberoamericano; Jesús Silva Hersog, ex
ministro de Hacienda de México y el brasileño Luis Carlos Bresse Pereira, entre
otros.
Montás
expresó que cuando las autoridades tratan de solucionar la crisis financiera,
se genera “un pasivo difícil de afrontar en el corto, mediano y largo plazo”, lo que a su vez limita la efectividad de los
instrumentos de política monetaria.
“Eso
es lo que está ocurriendo en República Dominicana al día de hoy.
La
crisis generada por un excesivo endeudamiento genera presión sobre las finanzas
públicas con secuelas de largo plazo en términos sociales y capacidad de
inversión pública”, afirmó el ministro de Economía, Planificación y Desarrollo.
Agregó
que en la experiencia dominicana una lección aprovechable es saber que niveles
de endeudamiento superiores al 40% del Producto Interno Bruto (PIB) debe ser
una señal de alerta.
Montás
recordó que República Dominicana vivió entre 1979 a 1982 una crisis
asociada a las presiones de deuda de América Latina, que en el caso dominicano
se expresó en aumento del precio del petróleo y caída de los productos de
exportación, lo que se combinó con un reajuste salarial del sector público.
Explicó
que luego del proceso de estabilización del período 1982-1986 mediante un
programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el nuevo gobierno, en 1987,
no renovó el acuerdo en un contexto en el que el servicio de la deuda superaba
el 6% del PIB.
Afirmó
que el gobierno suspendió el pago de deuda bilateral y el Banco Central pagó el
servicio de la multilateral procurando disponer de mayores recursos para la
inversión pública.
Señaló
que el promedio del gasto de capital del Gobierno Central entre 1970 a 1981 era de 9.78% del
PIB, cayendo para el período 1982-86
a 3.75% del PIB, para volver a situarse entre 1987-90 en
8.36%.
“La
situación se hizo insostenible y en 1990 estalló la crisis”, expresó Montás,
quien agregó que la economía cayó un 5.5% del PIB.
El
tercer episodio se registró entre 2003-2004 como resultado de la crisis
bancaria en el país, pero que se venía gestando a partir del estallido de
burbuja tecnológica en los Estados Unidos, lo que afectó negativamente la
balanza de pagos dominicana.
La
situación se agravó con los atentados del 11 de septiembre a las torres gemelas
de Nueva York, mientras que entre 2001 y 2003 se desaceleró el crecimiento
cayendo a 3.8% promedio anual.
“Entre
finales del 2000 y el 2002, producto del desaceleramiento de la economía, se
registra un debilitamiento de las cuentas fiscales, lo que obliga entre otras
medidas a una reforma tributaria y a recurrir al endeudamiento externo para
financiar el gasto”, recordó Montás.
El
endeudamiento se realizó mediante emisiones de bonos soberanos por US$ 1,100
millones en 2001 y 2002, los que duplicaron la proporción de la deuda externa
pública en manos del sector privado.
Expuso
que para superar la situación el nuevo gobierno surgido en agosto de 2004
acudió a la mesa de negociaciones con el Club de París, el cual otorgó alivios
en pagos por US$193 millones, condicionados a que el país aplicase el “trato
comparable” a los acreedores privados por US$100 millones.
Dijo
que debido a la falta de acceso a los mercados de capitales para levantar
fondos frescos, “el país tuvo que recurrir a reestructurar la deuda con los
acreedores privados y cumplir con el requerimiento de trato comparable
solicitado por el Club de París”.
Montás
afirmó que la deuda con los acreedores privados estaba compuesta mayormente por
las emisiones de bonos internacionales (eurobonos), los bancos privados
extranjeros (Club de Londres) y la deuda con suplidores (Unión Fenosa y otros
menores).
Para
mayo de 2005 el país lanzó una oferta de canje de sus bonos que vencían en 2006
y 2013 por un monto de US$1,100 millones, logrando que los nuevos bonos extendieran
el vencimiento a 2011 y 2018 respectivamente.
“El
resultado de la oferta fue una participación superior al 95% de los bonos
elegibles para el canje”, expuso Montás.