Si el contrato suscrito por el Estado Dominicano y la empresa canadiense Barrick Gold es una vergüenza nacional, a alguien debe de avergonzar.
Se dirá que culpables somos todos, una forma de evadir el bulto para no encarar las consecuencias particulares que encierran los hechos.
El comentario lo traigo a colación,porque pudimo apreciar en la pantalla chica a legisladores que apoyaron, osea, votaron para aprobar el contrato con la Barrick, quienes ahora aparecen como los más entusiastas defensores de la posición anunciada por el presidente Danilo Medina.
Por los años que llevo en la vida, interactuando con gente de todo tipo, confieso ser un convencido que con legisladores como los que estamos observando la República Dominicana no llegará a ningún destino de bienestar, libertad e independencia plena. Con ellos, la Iglesia está en manos de Lutero.
Es obvio que son oportunistas, que han logrado ocupar cargos legislativos para razones muy distintas a las encomendadas por la Constitución de la República y las Leyes. Indigna como estos señores ahora se desdigan con tan singular irresponsabilidad, ante un pueblo que reclama que se evite que una empresa extranjera se lleve su riqueza entregada por el Congreso Nacional.
El presidente Danilo Medina ha recibido el aplauso del pueblo, que él sabe que es sincero y franco, pero como político ducho, se habrá dado cuenta que de los legisladores que aplaudieron su anuncio sobre la empresa extranjera que explota la mina Pueblo Viejo, los hay que si mañana cambian los vientos harían lo mismo que hicieron cuando les fue puesto en sus manos el proyecto para que lo aprobaran. Y lo hicieron sin leerlo.
Con este tipo de gente congresistas no será posible cambiar el rumbo del país, y la manera de hacer política como aspira Danilo Medina, aunque por razones obvias habrá de convivir con ellos.
La suerte en este caso es que el presidente de la República los conoces bien a casi todos y sabe que poco se puede esperar de la mayoría de ellos cuando se trata de gobernar para el bien del país.
De ahí que Medina requerirá de los sectores sensatos dentro de su partido y fuera de él, y dentro de su gobierno y fuera de él para poder librar una de las batallas más nobles por evitar que nos lleven nuestra riqueza nacional.