No todo el mundo está preparado mental y
emocionalmente para estar en la cima de cualquier actividad, no importa su
naturaleza, máxime cuando se ha subido hasta allí de manera súbita, en base a
una de esas estrategias del mercadeo
inductor y manipulador, que en realidad sólo favorecen a los ideólogos, y a los
promotores de ciertos montajes artísticos, como aquel festival caracterizado
por un gran cúmulo de llamadas telefónicas desde los países representados, en
el que participó y resultó ganadora la dominicana Martha Heredia, y que se
hacían, más para hacer denotar las tierras natales envueltas, que en favor de
los incipientes jóvenes cantantes que actuaban en el mismo.
Hay mucha gente que se pierde en la claridad; más,
todos aquellos que poco conocen sobre fisiognómica, lectura de los rasgos
faciales de las personas, que permite advertir con cierta precisión, según los
estudiosos de la rama, determinados aspectos del carácter de las personas, y en cuanto a la manera de pensar, como
algunas de las actitudes a las que podrían estar prestas. Claro, hay algunos
“todólogos” modernos que no creen en eso.
Por la adhesión evidente de esa niña a los dañosos
patrones modernos de conducta, amén de sus características faciales reveladoras
en el orden señalado, después de lograr ese salto tan impropio, para alguien
que no estaba en capacidad de asimilarlo como se debe – su caso indudable -, lo
primero que tenía que hacerse con ella, era ponerla en manos de un buen profesional
de la psicología, que la evaluara y le proporcionara las orientaciones debidas,
en términos del comportamiento que debía observar en lo adelante, para poder
mantenerse en aquel lugar cimero, o predilecto; y, acabar de desarrollar sus
dotes artísticos, tutelada por un buen maestro del canto, como un experto
manejador en el área.
Sin embargo, eso al parecer no ocurrió así; y, como
era de esperarse entonces, la indefensa muchacha, con la cabeza llena de “alas
de cucarachas” como se dice, y la humareda que le dejara esa elección como ganadora en
aquel festival mundial, le impulsaron a elegir caminos equivocados para
transitar, cuyos resultados se resumen
en ese lamentable final último, según el parecer y las acciones de las
autoridades judiciales nuestras, después de algunos trastornos de conducta
exhibidos anteriormente, que ya iban definiendo su trayectoria hacia el
fracaso.
Por lo tanto, no debe resultar tan extraña esa
deprimente situación por la que hoy pasa, de la cual difícilmente se pueda
reponer para seguir adelante. La misma
debe servir de espejo a otros jóvenes talentos que tiene el país, para que
sepan como asimilar sus eventuales triunfos, y procuren las orientaciones
debidas en su oportunidad, para que puedan seguir saboreando éxitos, como los futuros galardones a recibir, y que no se vean truncadas de repente las carreras
que inicien, por la ignorancia y las pretensiones extemporáneas, que siempre
les inducen a observar ciertos procederes indebidos, que les conducen luego hasta el descalabro
estrepitoso, como es el caso de Martha Heredia, muy lamentable por cierto.
¡Los castillos que se construyen en el aire, se
desvanecen con mucha facilidad!
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