<b>¿Podrá Jorge Mario Bergoglio cumplir con las expectativas de su misión al frente de la Iglesia Católica a nivel universal? Es una pregunta formulada por millones de fieles católicos en el mundo después de conocerse la elección del primer papa americano al frente del poderoso e influyente Estado del Vaticano.</b>
Bergoglio, quien nació en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, el 17 de diciembre de l936, proyecta la imagen de un hombre sencillo, austero y de buen proceder a favor de los desamparados de la fortuna.
Y precisamente, ahí radica el eje central de las aspiraciones, sueños y esperanzas que su elección ha provocado en el mundo no tan solo entre los que profesan la fe católica sino entre todos los hombres y mujeres que aspiramos a un mundo donde impere el amor, la justicia y el bienestar colectivo.
¿Contaremos de ahora en adelante con un papa que realmente se preocupe por los pobres, por los que más sufren, por las desigualdades sociales, por las injusticias, por las explotaciones del hombre por el hombre y por el saqueo de las riquezas de los pueblos?
En definitiva, muchas interrogantes surgen ante este histórico momento que vive la Iglesia Católica, sacudida en los últimos años por una serie de escándalos que envuelven a sacerdotes pederastas o pedófilos en distintas latitudes del mundo.Pero igualmente, hay retos que las autoridades del Vaticano deberán afrontar como son por ejemplo, la nueva visión de la evangelización y renovación de la fe dentro de la iglesia; las posibilidades de que sea aceptado el matrimonio entre los curas y monjas y uno de los temas más polémicos, la aprobación del uso de los anticonceptivos en el control natal y planificación familiar.
Aspiramos a tener un jefe de la iglesia católica que realmente predique un evangelio promotor de los valoremos humanos; de la integración y preservación de la especie humana en el planeta, del fortalecimiento familiar, de la liberación de los pueblos, que condene la explotación de nuestras riquezas por potencias extranjeras y que sobretodo sea la voz y luz de los desamparados.
Que al mismo tiempo, se convierta en predicador y promotor del cristianismo auténtico; fiel al ejemplo que nos legó Jesucristo, quien sacrificó su vida por salvar a la humanidad, por ver un mundo libre de injusticia y de amor por el prójimo.
Los pobres aspiran tener en el Papa Francisco su real representante y no un nuevo protector de los poderosos, de los que ostentan la riqueza y el poder político, económico y social en este mundo cargado de tanta desigualdad.
El propio Bergoglio acaba de exponer en un mensaje en la plaza San Pedro que desea ser el papa de los pobres.
Su antecesor Benedicto XVI se preocupó en gran medida por defender a los más necesitados y en numerosos mensajes como jefe del catolicismo universal reconoció la enorme brecha que separa a aquellos que tienen la riqueza y los que ni siquiera consiguen para comer.
Las primeras señales del máximo jerarca de la Iglesia Católica apuntan hacia un hombre de buenas intensiones, que busca el contacto directo con la gente aunque tenga que romper el rígido protocolo que le impone su alta investidura. Nuestro continente americano tiene muchas esperanzas en él, y en especial, su país de origen Argentina, que lleva décadas reclamando la entrega de las islas Las Malvinas en poder de la fuerza imperial británica.
Francisco debería mediar para que los ingleses devuelvan ese patrimonio natural que real y efectivamente pertenece a los argentinos. Es de suponer que la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, aprovechará su almuerzo privado con el papa en la Santa Sede para referirse al tema.
Ojalá que el Sumo Pontífice interceda también para la reducción de las armas de destrucción masiva que promueven las principales potencias mundiales y especialmente para que las naciones industrializadas asuman con seriedad la protección del planeta, reduciendo las emanaciones de gases radioactivos y carbono que además de afectar la capa de ozono ponen en peligro la vida humana.
Que así sea
DiarioDigitalRD
Domingo 17 de marzo del 2013