<b>Han pasado algunos días de la declaración del presidente
Danilo Medinas sobre la intención del Estado de renegociar el contrato con la
Barrick Gold. La mayoría de los dominicanos, más allá de la militancia
peledeista, apoyó al presidente en este propósito. Por eso es normal que la
ciudadanía espere información oficial de
este proceso, pero todavía no se conoce nada concreto.</b>
Es probable que se estén tomando providencias antes de
actuar; es posible que se estén evaluando
opiniones de especialistas antes de dar el siguiente paso. De lo que no
nos cabe la menor duda es que la renegociación del contrato suscrito con la
Barrick no debe ser dilatada. El compromiso asumido por el presidente ante toda
la nación no debe postergarse por ninguna razón.
En la revisión del contrato con la Barrick, el Estado debe
valorar también los inconvenientes que ha generado esta empresa extranjera en
nuestro suelo. No solo por su historial de prácticas empresariales negativas
que tienen que ver con el medio ambiente, sino también, por posibles prácticas
que lesionan hasta el propio sentimiento nacional de cada dominicano. Hago
mención de esto último por la falta de claridad en su momento del supuesto
impedimento de entrada de funcionarios del Estado a las instalaciones de la
Barrick Gold para investigar denuncias
que atentaban, más allá del medioambiente, la vida misma de los trabajadores y
la de los moradores de las comunidades circundante.
El gobierno no debe prestar atención a presiones que sugieren
que la inversión extranjera en el país bajaría por el temor a la pérdida de
beneficios debido a los posibles cambios o revisiones a contratos. La inversión
extranjera continuará llegando porque somos uno de los países subdesarrollados
que ofrece a los inversionistas de grandes capitales mejores beneficios
fiscales, en relación a los que les ofrece el grupo de países desarrollados a
los que pertenecen esos capitales.
Es lamentable que mientras los beneficios que los inversionistas extranjeros dejan son
insignificantes, el país les ofrece oportunidades para la inversión con costes
mínimos y beneficios máximos: costos fiscales favorables, leyes ambientales de
“media tinta” y la disposición de una mano de obra barata.
Las negociaciones con inversionistas extranjeros deben
desarrollarse en condiciones de igualdad. Generalmente, países como el nuestro,
cuando negocian, llevan las de perder. Las operaciones de capital extranjero
solo nos favorecen con unos cuantos
empleos y un poco de recurso proveniente
de los impuestos, que muchas veces no se corresponden con los beneficios de
inversión.
El pueblo ya habló. Hay que revisar el contrato con la
Barrick Gold. La sociedad está pendiente y esperanzada en que el presidente
Medina mantenga la firmeza mostrada en su discurso del pasado 27 de febrero. El
pueblo no aceptará otra equivocación en este mismo contrato. El presidente sabe
que cuenta con el apoyo de la mayoría de los dominicanos en esta meta, sin que
prime en ello el color de la bandera política a la que pertenecemos.
Manos a la obra presidente. Es interés del pueblo que se inicie ya la revisión al contrato, pero solo enfocándose en el reajuste de pago. Es de interés del pueblo que también
se revise lo referente al compromiso social e institucional de la empresa
extranjera con la protección del medio ambiente. Finalmente, es interés del
pueblo que se evalué cuál ha sido la
práctica general de la Barrick Gold en el tiempo que lleva operando en el país.
@GiseldaLiberato