<b>La noticia de que República Dominicana logró la corona e invicta del Tercer Clásico Mundial de Béisbol recién finalizado, es bien conocida. Y ello, ha llenado de alegría, entusiasmo, optimismo y de orgullo a todos los que hemos nacidos en esta nación caribeña. </b>
Ha sido una esperada y agradable victoria que contribuye a fortalecer la imagen de la calidad de la pelota que practicamos los dominicanos, y de manera especial del nivel competitivo de nuestros atletas.
El pueblo siguió y se mantuvo atento a este histórico acontecimiento que ha trascendido los linderos puramente deportivos, para colocarse en un espacio de fe y esperanza de lo que somos capaces de alcanzar cuando trabajamos unidos por un propósito.
Hay varios héroes y responsables directos de ese gran triunfo, pero sin duda que el principal ha sido el pueblo de la República Dominicana, que con sus energías positivas transmitió a nuestros estelares jugadores ese sentimiento patrio; de orgullo, honor y motivación para defender gallardamente la bandera e himno nacional.
En mis artículos he sido uno de los críticos más firmes de la pobre actuación que había alcanzado el equipo dominicano en las dos primeras versiones del clásico. En el 2006, Japón obtuvo la corona, seguido de Cuba, que ocupó el segundo lugar y Corea del Sur y República Dominicana, la tercera y cuarta posición, respectivamente. En el 2009, nuevamente la selección nipona se alzó con la medalla de oro tras derrotar a Corea del Sur 5-3 en diez entradas.
En esa ocasión, fuimos eliminados en la primera ronda y Corea del Sur, quedó subcampeón, seguido de Venezuela que terminó en tercera posición y Estados Unidos en la cuarta.
Ahora, nos tocó saborear la victoria seguido de Puerto Rico, subcampeón y Japón en tercer lugar. La cuarta posición la obtuvo Nederland o los países bajos (Holanda).
Sin embargo, ha llegado el momento de resarcir esas críticas y celebrar nuestro triunfo que simultáneamente representa una reivindicación ante el esfuerzo que exhibieron los peloteros criollos que dieron la cara por su patria.
Nuestro aplastante triunfo de ocho partidos sin derrotas fue tan convincente que no hicieron falta aquellos que se negaron a vestir la camiseta tricolor, como Adrián Beltré; Albert Pujols, José Bautista, Aramis Ramírez,Melky Cabrera,Johnny Cueto Iván Nova y Joel Peralta.
El gerente general del elenco dominicano, Moisés Alou junto al dirigente Tony Peña, fueron claves para obtener este galardón que permitió al país pasar del 13 al 7 en el puesto del ranking del béisbol mundial.
Robinson Canó, segunda base y jugador más valioso del clásico, seguido del paracorto José Reyes; el jardinero derecho Nelson Cruz, Miguel Tejada y Erick Aybar, alternados en la tercera base y el receptor Carlos Santana yAlejandro De Aza, sobresalieron con sus actuaciones en la ofensiva.
Los lanzadores Edison Vólquez, Fernando Rodney, Samuel Deduno Octavio Dotel, Pedro Strop y Santiago Casilla combinaron sus destrezas y habilidades para lanzar logrando detener exitosamente a los bateadores que enfrentaron.
Una vez más se comprueba cómo el deporte es capaz de atraer la atención de todo un pueblo sin importar banderías políticas, credos religiosos, posición económica o social. Las autoridades del Ministerio de Deportes y Recreación Física deben aprovechar esta coyuntura para incentivar el deporte de aficionado. ¿Por qué no promover con mayor intensidad la práctica deportiva en las escuelas y colegios de los campos y ciudades del país?
Brindémosles las facilidades a nuestros jóvenes de recrearse física y mentalmente en el apasionante mundo del deporte para que no sean presas fáciles de quienes trafican con la conciencia y pobreza.
Un atleta de calidad que logra trascender más allá de las fronteras nacionales se convierte en una especie de marca- país y en un factor invaluable no tan solo en el ámbito deportivo propiamente dicho, sino también en lo que tiene que ver con el orgullo patrio.
DiarioDigitalRD
Miércoles, 27 de marzo del 2013