Los estruendos de tambores de guerra entre Corea del Norte y Corea del Sur ya comienzan a preocupar al mundo, y es lógico que así ocurra. Ahora, lo importante es evitar a toda costa que ese conflicto genere en una tragedia de magnitudes inimaginables que por supuesto, no solo afectaría considerablemente a los actores directos sino a toda la humanidad.
Son dos potencias armamentistas con recursos bélicos de una dimensión incalculable, con capacidad para autodestruirse en apenas fracciones de segundos.
La República Popular Democrática de Corea, cuya capital, es Pionyang, está ubicada en el Asia oriental. En el 2011, según datos del Banco Mundial, su población era de 24 millones 451 mil 285 habitantes. Una superficie de 120,540 kilómetros cuadrados.El 70% de la península coreana está cubierta de montañas, haciéndola una de las regiones más montañosas del mundo.
Mientras, la República de Corea, conocida como Corea del Sur, está situada en la parte sur de la península de Corea. Su capital, es Seúl y una población de 49 millones 779 mil personas en el 2011. Su extensión territorial es de 99,500 km².
Ambas naciones comparten la península de Corea con una franja fronteriza terrestre, y donde todos los días del año hay una vigilancia militar desplegada con equipos y hombres fuertemente armados. Allí estuvimos en noviembre del 2008 junto al ministro de Estado, Miguel Mejía, en visita oficial a Corea del Norte.
Es un cuadro aterrador y a la vez muy penoso el hecho de que soldados de una misma península, con culturas y caracteres físicos tan similares pasen 24 horas de todos los días del año mirándose frente a frente y en sus respectivas franjas sin mediar una sola palabra. ¡Increíble!
Este conflicto se inicia en 1945 tras culminar la Segunda Guerra Mundial y la rendición de las tropas japonesas, que era el país que controlaba todo el territorio peninsular. Entonces, y tras un acuerdo político surgen las dos coreas; la del norte apoyada por la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y China y la del sur, por Estados Unidos.
Luego de una prolongada y sangrienta guerra en 1953, ambos Estados suscriben un acuerdo de alto al fuego, procediéndose al establecimiento de un marco limítrofe de Norte a Sur de aproximadamente cuatro kilómetros que separa las dos naciones asiáticas.
Allí está representado patéticamente elúltimo vestigio fronterizo de la Guerra Fría,una penosa realidad que nos ha dejado a las presentes y futuras generaciones la alocada carrera armamentista y propagación del odio, la división, incomprensión, violencia y sinrazón que predomina en el mundo, precisamente en los momentos en que la expansión tecnológica y la denominada era del conocimiento adquieren su mayor esplendor.
Los únicos culpables de que lleguemos a un eventual holocausto, que signifique la desaparición de la raza humana sobre el planeta son las grandes potencias, las más industrializadas y a la vez, los más sirvientes promotores de esa temeraria estructura balística esparcida por el mundo.
Ciertamente que es doblemente preocupante que en plena Semana Santa se haya incrementado el nivel de las amenazas, provocaciones y advertencias de los principales líderes coreanos que parecen decididos a la autodestrucción.
El líder de Corea del Norte, el jovenKim Jong-Un, declaró recientemente el “estado de guerra” contra Corea del Sur, y advirtió que está listo para un"ataque nuclear sin piedad".
Asimismo lapresidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, primera mujer en ejercer el poder en esa nación, dijo que “responderá con fuerza” a unataque de Pionyang.
El liderazgo político de Estados Unidos, China y la Unión Soviética deben asumir con firmeza y de inmediato su compromiso para evitar que este conflicto se convierta en una nueva tragedia para la humanidad.
Con ese arsenal de armas nucleares esparcidas por el mundo solo nos queda implorar a Dios que proteja a sus buenos hijos que todavía quedan sobre la tierra.
DiarioDigitalRD
Lunes, 1 de abril del 2013