<b> La desaparición del centavo o ‘chele’ del medio
circulante ha dado lugar a que los consumidores, que en resumida cuenta somos
todos, queden como los únicos perjudicados. Esto así porque en el comercio aún
se ofertan productos cuyos precios terminan en fracciones, pero solo para al
momento de pagar terminar con el famoso ‘redondeo’.</b>
Dada la carencia de esas “moneditas”, los ya
rutinarios ‘redondeos’ para las devueltas han venido a sumar mayores volúmenes
de ganancia para los comerciantes, en especial si se trata de supermercados,
farmacias, ferreterías, tiendas en sentido general, etc.
Los establecimientos comerciales en este país, en su
inmensa mayoría, no solo irrespetan a los consumidores o clientes con los asuntos
del ‘redondeo’ del ‘menudo’ para devolver centavos. El asunto es que, en
muchísimos casos, cuando hay que devolver monedas de a un peso, digamos que
dos, tres, cuatro, cinco y en ocasiones hasta más de ahí, las/os cajeras/os
alegan que no hay ‘menudo’ disponible. Así de sencillo.
Cuando un cliente adquiere artículos que le suman
digamos que RD$235.12, al momento de pagar, si lo hace con RD$300, o con
RD$500, es seguro que le cobran RD$236, pero no RD$235. Es solo un ejemplo
entre miles y miles.
Pero esa
situación arrastra otra de mayor irresponsabilidad: Cuando hay que devolver
monedas de un peso, son muchos los casos en que se alega que “no hay”, siempre
en desmedro de los consumidores. En ocasiones, la/el cajera/o devuelve con
faltantes de uno, dos, tres, cuatro pesos y hasta más de ahí. Lo malo del caso
es que ni siquiera le comentan al cliente que lo hacen así porque no tienen
‘menudo’ disponible.
Esa sola práctica, con el relajito de que no hay
‘menudo fino’ para devolver, al final de la jornada puede representar “una
ganancia” para el establecimiento en cuestión de una suma considerable de miles
de pesos, según sea la afluencia de clientes y los infortunios con la “escasez”
de pesos al momento de pagar los efectos comprados.
El economista Nassin Alemany Isaac, en
una reciente entrega en el Listín Diario, titulada “Los despreciados
centavos”,asegura que el uso de cualquier
tipo de moneda fraccionaria (de 1, 5, 10, 25 ó 50 centavos) se ha
convertido en este país en un fenómeno casi imposible de experimentar desde
hace varios años, y que para eliminar los centavos se tendría que implementar
un sistema de redondeo hacia el peso más cercano, y solo en transacciones en
efectivo, ya que con tarjetas y cheques no existe este problema”.
Por experiencia propia, debo confesar que en transacciones
realizadas en múltiples establecimientos, una vez pagada la compra, al momento
de la devuelta he notado que a veces falta en la devuelta un peso, dos, tres y
hasta cinco (y ha habido ocasiones que hasta 10 pesos). Lo malo de esa práctica
es que ni siquiera se excusan, mucho menos ofrecen una explicación de porqué
devuelven incompleto, salvo que uno lo exija.
El Banco Central se ha pronunciado respecto a que no pueden eliminarse
los centavos, por entender que con ello se provocaría una inflación en cierto
modo artificial. Y a seguidas pasa a explicar sus motivaciones.
Esa entidad oficial advirtió que la eliminación del centavo
como moneda de circulación “tendría implicaciones legales y económicas, entre
ellas un aumento o reducción de los intereses generados por cualquier
instrumento de ahorro o en la cuota de los préstamos a los sectores
productivos, al comercio, a la vivienda y en sentido general”, se lee en una
crónica publicada en el diario Hoy de fecha 30 de abril.
Alemany Isaac refiere en su artículo que “La eliminación por
completo de los centavos podría causar presiones de precios y haría más
complejas las transacciones. Por ejemplo, la tasa de cambio actualmente es de
41.13 pesos por dólar, y si se eliminan los centavos, ¿cuánto costaría? ¿41 ó
42?”
Nos han llevado al convencimiento de
que eliminar los centavos de las transacciones comerciales puede resultar en un
remedio peor que la enfermedad, por los niveles inflacionarios que podrían
provocar en transacciones bancarias y de otra índole. Pero, por favor, hay que
insistir con los comerciantes para que no abusen quedándose con los ‘menudos’.
Los establecimientos comerciales no
distinguen entre quienes ganan salario mínimo, o ya sean profesionales o
empresarios, cuando se quedan con el ‘menudo’ de la devuelta: Todo consumidor
es víctima de esa práctica.
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