¿Qué habría pasado si el acuerdo 97-3 que
Leonel Fernández y el Partido de la Liberación Dominicana firmaron con la
Barrick Gold, lo hubiera hecho Hipólito Mejía con el respaldo entusiasta de los
legisladores del Partido Revolucionario Dominicano?
¿Se imaginan esa maquinaria
mediática acusando a Hipólito y al PRD de una monstruosidad similar? ¿Se
imaginan todas esas bocinas y cornetas pagadas por Leonel y el PLD tocando al
unísono el “Teque Teque” en contra de Hipólito?
Sucede, sin embargo, oh paradoja de la vida,
que el contrato 97-3 (de cada cien dólares, 97 para la Barrick, 3 dólares para
la República Dominicana) es responsabilidad de Leonel y el PLD con la
complicidad, no del PRD, sino del presidente de facto de ese partido, Miguel
Vargas, socio y lacayo del ex presidente Fernández, como todos sabemos.
Para más aún, el contrato firmado por Hipólito
Mejía con la Placer Dom, de acuerdo con los expertos, era mucho más beneficioso
para el país, no solo porque recibiría más dinero, sino porque tomaba en cuenta
los factores ambientales y otros aspectos relativos al uso del agua y de la
tierra que Leonel graciosamente elevó a diez mil hectáreas.
Es más, queridos amigos, el trato firmado por
Hipólito con la Placer Dom sigue siendo mejor que el de Danilo Medina en muchos
aspectos, incluyendo el económico. Significa pues, que el gobierno de Hipólito
y el PRD defendieron y protegieron más que los gobiernos del PLD los recursos
naturales y los beneficios que de ellos se obtienen.
Cuando Danilo reveló al país la monstruosidad
de contrato firmado por Leonel, 97-3, dij ¡Eso es sencillamente INACEPTABLE!
Y más adelante apunt “Yo, Danilo Medina, les aseguro que eso no sucederá”. Y
concluyó diciend “El oro que subyace en el suelo de la patria de Duarte,
Sánchez, Mella y Luperón, es del pueblo dominicano. ¡Y de nadie más!
No hubo un solo señalamiento crítico hacia los
responsables de la firma del contrato. ¡Insólito! Sucede que Leonel, además de
presidente de la República era, y sigue siendo, presidente del PLD, y que el
presidente del senado, Reinaldo Pared Pérez, era, y sigue siendo, secretario
general de ese partido. Y como si fuera poco, el propio Danilo era, y sigue
siendo, miembro del Comité Político.
Leonel y no solo instruyó a sus legisladores
para que firmaran con la Barrick, sino que se valió de su lacayo Miguel Vargas
para que hiciera lo mismo con los diputados del PRD. ¿De gratis, por amor a la
minera canadiense? No lo creo. Luego Leonel tuvo la cachaza de ir a Pueblo
Viejo, Cotui, para santificar la anexión diciendo que era bueno y beneficio
para el país. Tuvo los cojones de ir a Canadá para recibir un premio de
“estadista del año” patrocinado por la empresa minera.
En cualquier otro país del mundo Leonel
Fernández no pudiera salir a la calle. En cualquier otro país del mundo ese
señor estaría, mínimo, en la cárcel o el exilio, siendo benévolo. (Sumen el
caso de la Sun Land, 130 millones de dólares robados, que el ex presidente de
la Suprema Corte de Justicia, Subero Isa, dijo que la sentencia que evacuó fue
por presiones políticas del presidente
de la República.
En cualquier país de verdad, no en una
caricatura como la que tenemos, el repudio hacia todos los que firmaron o
respaldaron el 97-3 habría provocado una revolución por lo menos ética y moral,
de tal magnitud, que ningunos aspirarían jamás a dirigir ni sus hogares. Pero
aquí no, aquí no pasa nada. Leonel sigue tan campante como Juancito el
caminador… y lo que es peor, aspira nuevamente a la presidencia de la
República. Y con todo el dinero que tiene, con todos los medios de comunicación
que está adquiriendo, con todas las bocinas y cornetas que ha comprado, es posible que “gane” en el 16. De seguro la Barrick Gold lo respaldará para
devolverle el favor. ¡A correr fanáticos!