Existen
muchos cárteles en la República Dominicana que
involucran a políticos, funcionarios, empresarios, dirigentes choferiles, militare
y policías de todos los rangos, actuando con toda libertad, como si fuera lícito,
como si lo permitiera la ley.
Los cárteles de las drogas han logrado un
poder extraordinario gracias a la complicidad de autoridades civiles y
militares. No obstante, el tráfico de drogas es peligroso, no porque hay un
interés radical de combatir ese crimen de parte de las autoridades dominicanas,
sino porque Estados Unidos los persigue, los condena y hasta los aniquila.
Hemos visto como jefes de algunos cárteles de
las drogas, se pasearon y comulgaron hasta con figuras presidenciales (Leonel
Fernández con Arturo del Tiempo y Solano, entre otros), con ministros y
generales militares y policiales, que luego fueron apresados y deportados por
la acción directa del departamento de lucha anti drogas de Estados Unidos.
El cártel de las importaciones de alimentos
quebrando a productores agrícolas locales, que operaba abiertamente desde el
mismo Palacio Nacional durante el anterior gobierno, nunca fue tocado. Nadie
fue sometido a la justicia, ni apresado,
a pesar de las denuncias y de las pruebas presentadas.
El otro cártel, más poderoso aun, es el del
Gas Licuado de Petróleo. Ese cártel comenzó sus operaciones durante la gestión
de Leonel, pero se mantiene todavía. Por una razón que sospecho, el
presidente Danilo Medina lo mantiene.
Hoy el cártel del Gas, que involucra otros combustibles, pero en menor
cantidad, es más poderoso que antes.
(El cártel del Gas Licuado de Petróleo hizo
aportes millonarios durante la campaña electoral pasada para asegurar su
continuidad y el aumento de sus beneficios e impunidad)
Ministros, generales, empresarios, dirigentes
políticos oficialistas, principalmente, obtienen cientos de millones de pesos
vendiendo y especulando con el Gas Licuado de Petróleo. Los miles de millones
de galones subsidiados que reciben los grupos económicos más poderosos del
país, así como los empresarios del transporte que antes eran sindicalistas,
constituyen una verdadera estafa al Estado y al pueblo.
Un solo dirigentes del transporte público
obtiene beneficios por encima de los 40
millones de pesos mensuales; el otro 30 millones y el que le sigue entre
10 y 15 millones. ¡Sin pagar un peso de impuesto al fisco! (¡Más bueno que es
así!) Mientras un empresario del transporte público recibe poco más de un
millón de galones de Gas subsidiado,
neumáticos y lubricantes exonerados para que aumente su enorme fortuna,
las empresas mineras y otras obtienen cientos de millones, también exonerados
para que sean mayores sus utilidades. (Solo Juan Hubieres ha propuesto la
eliminación del subsidio de los combustibles y de las exenciones fiscales que
sobrepasan, por mucho, los cien mil millones de pesos al año)
Y no hablemos del contrabando de combustible,
que ahí es que la puerca tuerce el rabo.
Como puede verse, el cártel del combustible,
aunque es un producto inflamable, no quema a nadie. Es mejor formar parte del
cártel de los combustibles, que del cártel de las drogas. Es más rentable y más
seguro. No matan a nadie. Estados Unidos no mete sus narices en ese cártel.
Algunas declaraciones juradas de bienes de
funcionarios y dirigentes políticos, tan millonarias, tienen su explicación en
su participación en los cárteles del gobierno y del partido de gobierno, a
saber, el cártel del Gas, el de los combustibles y uno que le dicen La OTAN,
entre otros…
Mientras tanto, los pendejos, que somos la
mayoría, continuamos comprando combustibles caros, pagando el transporte público por las
nubes, recibiendo apagones financieros
de 12 y 14 horas, y pagando una tarifa
excesivamente alta. ¡Así no hay toro que llegue a buey! La verdad es que los
dominicanos hemos roto “El Pendejometro”. ¿Verdad Altagracita Paulino?