La declarada intención del ingeniero Miguel Vargas de
mantenerse en la presidencia del Partido Revolucionario Dominicano más allá del
próximo 19 de julio, cuando concluye su período institucional de cuatro años, representa
una amenaza no solo contra la institucionalidad democrática del PRD, sino
contra todo el sistema político de la República Dominicana, habida cuenta de
que esta organización ha sido la plataforma social de los más importantes avances
democráticos que ha registrado el país en las últimas décadas.
El intento de autogolpe en el PRD, alentado tal vez por el andamiaje jurídico electoral constituido
mediante acuerdo por Miguel Vargas y Leonel Fernández, plantea la gran paradoja
de si el partido que hizo posible la construcción de la democracia en la vida
nacional, pudiera preservar la suya, evitando reducirse al tamaño de su actual
”jefe supremo” para sumarse como grupo
bisagra al proyecto de Partido Único que representa el PLD gobernante.
En la cultura democrática se estila que la mayoría siempre tiene
la última palabra, pero en el actual conflicto del PRD, por lo menos hasta el
próximo 19 de julio, el aparato jurídico
controlado por Leonel-Miguel ha logrado superponerse a los organismos de
dirección y a la autonomía partidaria para decidir desde fuera la legalidad de
los actos del Partido, siempre en beneficio de una minoría cada vez menos representativa.
Resulta inconcebible, o por lo menos muy raro, encontrar en un escenario democrático auténtico un caso donde el
principal dirigente intente ejercer su liderazgo bajo un fuerte cuestionamiento, contra la voluntad
ostensible de la mayoría, o más allá del plazo institucional que se le haya
otorgado.
Esto lo explica de manera simple el cientista
social Giovani Sartori cuando apunta que “en la democracia el poder está
legitimado, además de condicionado y revocado, por elecciones libres y
recurrentes. No se aceptan auto investiduras, ni tampoco que el poder derive de
la fuerza”.
Miguel Vargas no solo ha perdido el apoyo mayoritario de las bases
partidarias, que él mismo en algún momento cuantificó en más de un 95 por ciento, sino también de sus principales y
más estrechos colaboradores, quedándose prácticamente aislado, con la adhesión de
un pequeño núcleo de dirigentes vinculados a él
por lealtades personales, por ventajas inmediatas o por
antagonismos con otros líderes o sectores del Partido.
Sin embargo, la suerte del actual presidente del PRD ya está
marcada por una tendencia prácticamente irreversible, como es la creciente
voluntad de la mayoría de los perredeistas de buscar una salida por encima de
los conflictos personales o de intereses que han creado el actual impasse. Sin la excusa
formal de que “Miguel es el presidente
legal”, será imposible contener una
solución basada en la voluntad de la mayoría, salvo que se incurra en la
insensatez de colmar la paciencia de la mitad del país representado por PRD,
algo muy parecido a jugar con fuego.
La
certificación de la JCE
La Junta Central Electoral (JCE) certificó que el
período para el cual fue electa la actual dirección del Partido Revolucionario
Dominicano (PRD) vence el próximo 19 de julio, incluyendo a su presidente,
Miguel Vargas Maldonado. El secretario general de la JCE, doctor Hilario
Espiñeira Ceballos, en comunicación con fecha 28 de enero de 2013, certifica
que el acta de la XXVII Convención Nacional del PRD establece que las
autoridades electas tendrían vigencia hasta julio de este año. Esa
certificación ha sido validada por el
presidente de la JCE, doctor Roberto Rosario
En este trance Miguel Vargas tiene aún la opción de
asumir un gesto de racionalidad política y
erigirse en actor clave para una solución institucional pactada, evitando los daños comunes de una confrontación
prolongada más allá del 19 de julio, cuando la base de apoyo de su
posición entraría en una fase deterioro progresivo
en la medida en que se constituya en una amenaza contra las futuras aspiraciones
de sus propios colaboradores, que probablemente se resistirán a acompañarlo hasta el impacto final de su eventual haraquiri.
2 de Julio 2013