<b>El 5 de julio del año 1961, se inicia la era moderna de los partidos políticos en la República Dominicana, por ser la fecha en que llegaron al país los comisionados desde el exilio, Sres. Ángel Miolan, Ramón A. Castillo y Nicolás Silfa, responsables de traer desde el exilio al PRD.</b>
Han pasado medio siglo y dos años de aquel memorable 5 de julio, en la que los dominicanos se lanzaron a la calle a recibir el partido de la libertad y la esperanza nacional, describen los cronistas de la época, la gran tensión existente en el aeropuerto Punta Caucedo, y que la hoy avenidas de las Américas llena de gente a ambos lados, parecía bordada de encajes blancos, y la gente llegaba justo hasta la calle el Conde, donde estaba el hotel que se hospedaron estos tres prohombres del partidismo dominicano.
Con las elecciones celebradas el 20 de diciembre del año 1962, se inicia la primera ola democrática en nuestro país. El pueblo dominicano, puso al PRD en la cresta de la ola, con el Prof. Juan Emilio Bosch Gaviño como Presidente Constitucional de la República. Los enemigos de la libertad y la democracia, impusieron un golpe de estado que abortó el primer ensayo democrático del país.
En este 52º Aniversario de la llegada del PRD, es necesario reflexionar sobre el presente y el futuro del partido. No pretendo mirar hacia atrás, debemos poner nuestras miradas en el horizonte del porvenir, los retos que debemos vencer para unificar criterios y avanzar hacia la conquista del poder en las próximas elecciones del año 2016.
Los partidos políticos son instituciones gregarias constituidas por hombres y mujeres, que representan diferentes expresiones humanas de liderazgos y aspiraciones. En los partidos democráticos hay corrientes internas, en la que se conglomeran simpatizantes, militantes, dirigentes, lideres intermedios, lideres altos y otras expresiones de clases sociales, bajo la egida de un líder.
Nos dice, Vladimir I. Lenin, en sus reflexiones sobre la lucha de clases: “Todo el mundo sabe que en cualquier sociedad las aspiraciones de los unos chocan abiertamente con las aspiraciones de los otros, que la vida social está llena de contradicciones, que la historia nos muestra la lucha entre pueblos y sociedades y en su propio seno; sabe también que se produce una sucesión de periodos de revolución y reacción, de paz y de guerras, de estancamiento y de rápido progreso y decadencia.” (Tomo 1 pág. 34 Obras Escogidas, V.I.LENIN. Editorial Progreso Moscú,1961.”
En ocasiones esta situación se refleja a lo interno de los partidos políticos, hay lideres que concitan el apoyo absoluto de sus compañeros, otros tienen que imponerse luchando, que no siempre termina con la unidad de los sectores en pugna, y se escinden los partidos políticos, produciéndose la división del partido, lo que da origen a nuevas fuerzas políticas o al reforzamiento de otras formulas existentes. Esto sucede en los grandes partidos y sobre todo en aquellos de larga data, donde la renovación política es producto de cismas internos.
Los partidos que han estado orientado por liderazgos extraordinarios y avasallantes, como es el caso del PRD, que hasta la postrimería del siglo pasado, tuvo como máximo líder a uno de los más grandes líderes de masas de todos los tiempos, el Dr. José Francisco Peña Gómez, quien tenía la capacidad de entender a todos los perredeistas,y manejar con destreza las contradicciones internas, que son parte de la dialéctica política, su partida inesperada dejó un “vacio” tan grande, que este colectivo político todavía no se ha acostumbrado a nuevos líderes en la organización.
Esta tesis nos obliga a revisarnos, entender la necesidad de fortalecer un liderazgo colegiado, no importa quien dirija el partido, lo importante es que todos respetemos la mayoría, regla de oro de la democracia universal.
Por su parte, el presidente debe tener la capacidad de inspirar confianza y ser garantía de todos. Alejarse del sentimiento de que es un líder mesiánico, entendiendo que fue electo como el primero dentro de sus iguales, a la vez que debe actuar con talante democrático, capacidad gerencial de los recursos humanos, para colocar cada militante y dirigente donde sea más útil, para la sumatoria de votos en la sociedad. La democracia interna, constituye el mejor estimulo al trabajo partidario y la captación de nuevos militantes y líderes de la sociedad.
Es necesario un reencuentro fraternal de la familia perredeista, no puede haber exclusiones, debe haber sumatoria e integración urgente, el tiempo apremia, estamos actuando de espalda a los intereses colectivos, no estamos haciendo oposición, somos corresponsable por omisión de los sufrimientos colectivos del pueblo dominicano. Ya el PRD debió hacer una gran concentración exigiendo el aumento de salarios a los obreros, empleados públicos y privados, y canalizar los sentimientos de justicia contra la impunidad a los funcionarios corruptos que desbordan la conciencia nacional.
Miguel Vargas e Hipólito Mejía, están convocados por la historia a dialogar y ponerse de acuerdo en lo fundamental, la concertación entre fuerzas contrarias internas es imprescindible para la convivencia política. Hay que organizar la próxima convención del partido, y para esto se hace necesario apelar al librito de Peña Gómez, solo el consenso entre las partes, evita el cisma que presagia otra división traumática para los intereses del colectivo perredeista, porque nos aleja del poder.
Debe el liderazgo del PRD, estar consciente que el PLD puede perfectamente ser desplazado del poder, la gente está hastiada, necesita nuevas opciones, la democracia dominicana necesita abrir otra ventana, por donde fluyan nuevos vientos, y alejar el pensamiento de un regreso del Dr. Leonel Fernández Reyna, y su clan de hombres que masacraron al estado dominicano.
El Autor es Presidente Fundador de la Seccional del PRD, en Madrid, España, y Miembro del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, Sub Secretario Nacional de Asuntos Internacionales del PRD.