Hoy estuve en el Palacio de Justicia de Ciudad Nueva dando apoyo moral al Dr. Guillermo Moreno y su lucha contra la impunidad. Al escuchar que el Juez de Instrucción ratificó el archivo del expediente del caso Leonel-Funglode, sentí que algo dentro de mí se rompió. Tengo que confesar que llore, con una mezcla de rabia, impotencia y desilusión. Pocas veces en mi vida me he sentido más indignado.
Antes de la lectura de la sentencia, por un momento llegué a creer que la justicia dominicana se iba a empantalonar y atreverse a cumplir con su función. Me reconozco un iluso. Veo que lo que pagamos de impuesto para el Poder Judicial y el Ministerio Publico, es solo para perseguir y condenar a ladronsitos de salami, que los verdaderos verdugos de este pueblo están por completo inmunes, situados al margen de la ley.
Pero no todo se perdió. El Dr. Moreno demostró algo muy importante: para hacer los cambios que este país necesita es preciso conquistar el poder político. Hasta que eso no ocurra, los que mantienen a nuestro pueblo en la miseria seguirán paseándose libremente por las calles con una sonrisa burlona en sus rostros.
Esperemos que la lucha la demos en las urnas, y desplacemos a la clase política que nos mal gobierna. De lo contrario, nuestro país verá escenas de dolor y sangre, cuando el pueblo se canse y se tire a las calles.
Después de leer el artículo de Miguel Guerrero, publicado en Acento.com en el día de hoy (5-7-13), solo tengo para decirle al juez Román Berroa Hiciano y a la fiscal Yeni Berenice Reynos malditos sean los que condenan a un pueblo al recurso de la violencia. Que Dios no permita que lleguemos a ese punto, pero si así ocurre, que sus hombros se preparen a soportar el peso de la responsabilidad que por cómplices y cobardes han tenido que asumir.
El pueblo tendrá muy presente quiénes son sus enemigos. En este proceso hemos podido identificarlos una vez más.
Como dijo el Dr. Moren "dignidad". Es lo único que nos queda a los que hace unos minutos queríamos "justicia". Pero ni un paso atrás, y cito las palabras del coronel Juan María Lora Fernández, quién en 1965 dij "si grande es nuestro enemigo, mayor será nuestro arrojo y valentía".
No pierdo la fe en nuestra causa, me abrazo a las palabras de Francisco Alberto Caamañ "El que tiene el derecho ya tiene la victoria, o la tendrá mañana por encima de las alternativas de la guerra, del sacrificio y de la muerte".
Las cosas por las que luchamos trascienden la propia existencia, la propia vida. En esta ocasión no obtuvimos justicia, pero eso no nos quita la razón, ni mucho menos el derecho.