El reconocido escritor uruguayo Eduardo Galeano, autor de “Las Venas
Abiertas de América Latina” y el “Libro de los Abrazos”, entre otros, publicó
una obra titulada “Patas Arribas”, donde describe lo que ha ocurrido en el
mundo en durante siglos que han impedido que la raza humana se desarrolle en
paz consigo misma y con su entorno.
El libro que puede leerse de un tirón, como casi todos los libros de
Galeano, nos habla de racismo, guerras, genocidios, explotación, hambre y
miseria. Es la historia, fragmentada si se quiere, de la barbarie humana, de cómo unos pocos se
han impuesto, a sangre y fuego, sobre los muchos, que suelen ser negros,
indios, mujeres, etc.
El mundo está “patas arribas” desde el momento en que alguien dijo que
algo le pertenecía. La palabra “mío”,
sustituyó la palabra “nuestro” y la palabra “yo” sustituyó la palabra “nosotros”.
Lo individual, yo, lo mío, se colocó por encima de nosotros, de lo nuestro.
El poeta de la naciente burguesía estadounidense, Walt Whitman, lo dijo en verso mejor que nadie, “yo, un
cosmos”. Y el otro poeta, “un hijo del caribe, precisamente antillano, producto
primitivo de una ingenua criatura borinqueña y un padre cubano, nacido
justamente y pobremente en suelo quisqueyano”, Pedro Mir, escribió su
contracanto a Walt Whitman para denunciar el imperio que en su nombre estaba
naciendo usurpando, mancillando, expropiando y matando. (“Hubo una vez un
intachable territorio puro. Solamente faltaba que la palabra mío penetrara su
régimen oscuro”) (“Y un día (¡Oh, Walt Whitman de barba insospechada…!) Al pie
de la palabra yo resplandeció la palabra democracia…)
Hace unos días encontré el libro de Galeano que si mal no recuerdo me
regaló Hamlet German y me puse a
reflexionar sobre la situación que vive nuestro país. Sin dudas está patas
arribas. Alguien me dirá que siempre ha sido así. Y es cierto. Pero este país
está más patas arribas que nunca antes.
Si lo duda vaya a la librería “La Trinitaria” y dígale a Juany Uribe que le busque el libro de Jaime Aristy Escuder, “El
Caso Sun Land”, sobre el robo inmisericorde de 130 millones de dólares; pida,
si el presupuesto le alcanza, los tres
del periodista Esteban Rosario, “Los dueños de la República Dominicana”,
“El Grupo Vicini: El verdadero poder, (Los Vicini llegaron “sin un peso en
1860 y hoy son los dueños del país); y el tercero, recién salido del horno, “Corrupción
y Privilegios Empresariales”.
Este libro, bastante documentado fruto de una investigación minuciosa,
habla de cómo la corrupcióny los privilegios
convertidos en leyes, han servicio para la acumulación de capitales de grupos
empresariales con el apoyo de los
partidos políticos tradicionales cuyos dirigentes reciben parte del botín que
es el Estado, pero que impide que tengamos menos pobreza. (Si le quedan dudas
sobre las razones por las cuales el país está patas arribas, busque los tres
artículos del intelectual comprometido con las mejores causas del país, Andrés L. Mateo, “Una Retícula del Poder”)
El país está “patas arribas” porque así es como funciona bien a los
intereses de los que gobiernan y dirigen la nación. (Que no es lo mismo, ni es
igual) El caos, la anarquía, el
desorden, el irrespeto por las leyes, la descomposición familiar, la generación
y degradación social. La pobreza no es solo material, es, ante todo,
espiritual. De esa forma la dominación no tiene una respuesta popular como en
Brasil donde la población se ha levantado para reclamar mayor equidad en la
distribución de las riquezas.
La inseguridad produce miedo, el miedo produce pánico y el pánico
mantiene paralizado el sentido de protesta de la gente. Un pueblo asustado y
temeroso, sin plena conciencia de sus males, atado al paternalismo
embrutecedor, difícilmente pueda levantarse contra sus verdugos.