<b>Con esa loable concepción externada, en ocasión de
celebrarse en el país el “Día de los Padres” último, es muy probable que el
primer mandatario de la nación nuestra, quizás
sin proponérselo, haya puesto el dedo sobre una de las llagas locales
más lacerantes, de esas que vienen afectando por entero a la sociedad nacional:
el deterioro fehaciente de la familia dominicana.</b>
Dijo el presidente: “El padre está destinado a ser
guía, orientador, ejemplo y protector de su descendencia”. (Periódico “Listín
Diario”, del 28-7-13, página 4ª).
Ha dicho usted, Lic. Medina, una gran realidad. Pero,
lamentablemente, esa reflexión suya hace tiempo que aquí quedó en el olvido, en
un pasado muy lejano.
Ya esos deberes han sido transferidos por los
progenitores de nuevo cuño, a los colegios, escuelas, servicios domésticos, y
la televisión. Esos son los padres que ahora crían, en un alto porcentaje de
los casos.
Y, precisamente, esa delegación de funciones paternas
es una de las poderosísimas razones que se encuentran en la base de la gran
problemática social nuestra, que por supuesto incluye el alto nivel de
delincuencia y criminalidad que nos viene lacerando desde hace ya algunos
lustros.
Si la padres en verdad actuaran de la manera en que
usted lo ha externado, la conformación de las tribus sanguíneas – FAMILIAS -,
se produjera de otra forma, y los descendientes procreados observarían un tipo
de comportamiento muy distinto al que hoy ostentan. Penosamente, la proclividad
no es ésa. ¡Se olvidó ese pensar de hombres sabios y responsables! Los
resultados están más que a la vista.
Nuestros mayores males de orden social, comienzan
precisamente a partir de la degeneración actual que envuelve a la familia
dominicana, por la falta de adhesión a lineamientos como ésos expuestos por
usted, y alimentada a su vez por la transculturización importada sin control,
como la “copiadera” en el país de normativas de carácter legal inapropiadas
para este medio, que se han convertido en retrancas para tratar de formar a los
hijos como se debe, y enmendar las anormalidades que inciden en la materia.
Los padres modernos en su mayoría, se han inclinado
por acomodarse, y hacerlo con los hijos, proporcionándoles todos los gustos, y
cuantas satisfacciones de corte esnobista les requieran los vástagos. Eso de sacrificios y aportarles una adecuada
crianza hogareña, como base para las futuras interacciones sociales dentro de
un marco ético-moral, pasó de moda en
esta República
¡Ojalá!, que muchos conciudadanos hayan leído y meditado
sobre el amplio sentido de sus valerosas palabras; ¡qué el mensaje contenido en
ellas haya calado en sus mentes!, al conmemorarse el “Día de los Padres”
próximo pasado.
Es evidente que, tales expresiones fueron pronunciadas al margen de todo
contexto político. Y que, ¡le haría mucho bien al país!, asimilarlas con
imparcialidad, pensándose en el relevo generacional obligado, y los comportamientos
futuros a observar por parte de ése.
A propósito del tema, cabría incluir aquí finalmente,
lo que dice la doctora Caroline Myss, en su obra “La Anatomía del Espíritu”,
para que todos aquellos que se tildan de muy religiosos, también reparen en lo
que ella expresa, y lo asocien con lo dicho por el señor presidente de la República.
“El sacramento del bautismo simboliza la aceptación de
la responsabilidad física y espiritual por parte de la familia, del hijo que ha
traído al mundo. Y que, los hijos de su lado, aceptan con gratitud a la tribu
biológica en que han nacido, a la que deben toda honra y respeto. Al igual que,
el estar prestos a perdonarle por cualquier sufrimiento causado durante la
infancia”.
El autor es un humilde servidor, ¡y nada más!
Autor: Rolando Fernández
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