No lo entiendo bien: Estamos abajo porque somos pendejos o somos
pendejos porque estamos abajo. No sé cómo es la vaina. Lo que sí sé es que
somos pendejos y que estamos abajo. Si no fuéramos tan pendejos seguramente
estuviéramos arriba (o en el medio), lo cual garantizaría un poco de respeto de
los que gobiernan.
Si no fuéramos tan pendejos nos tendrían miedo los de arriba, sobre todo
si tomamos en cuenta que representamos el 90 % de la población, es decir, la
inmensa mayoría.
Pero como somos tan pendejos, es decir, tan cobardes, que nos roban las
elecciones, nos roban los partidos, nos roban el Congreso, nos roban la
Justicia, nos roban el Estado. Se roban más de cien mil millones de pesos todos
los años del presupuesto nacional. Se lo
roban todo ante nuestros ojos sin que hagamos nada. La verdad es que somos un
pueblo de pendejos.
Y como somos tan, pero tan pendejos, nos suben de precio de los
combustibles todas las semanas, mientras que al diez por ciento, que no es
pendejo, se lo subsidian; nos suben la tarifa eléctrica con apagones de 12 y 14
horas diariamente. Nos suben los impuestos directos e indirectos para cubrir el
déficits fiscal de 200 mil millones de pesos que dejaron Leonel y su pandilla;
los pendejos pagamos cada vez más impuestos mientras al diez por ciento le regalan
más de cien mil millones de pesos todos los años en exenciones fiscales.
Los pendejos hemos visto como los políticos se han robado el país poco a
poco en complicidad con el sector privado formando castas de jeques árabes
polígamos con fortunas incalculables.
Los pendejos no tenemos quién nos defienda en el Congreso, ni en la
Justicia. La Policía y las Fuerzas Armadas siempre están dispuestas a entrarnos
a palos y culatazos si protestamos. Ellos, los que no son pendejos, tienen los
fusiles. Y el poder nace del fusil, como
dijera un sabio chino.
Los pendejos somos pendejos porque le tememos a la represión; al impacto
de las balas, a las torturas, a las sentencias de los jueces que representan y
defienden al diez por ciento. (Las cárceles están llenas de pendejos)
Los pendejos le tenemos mucho miedo al Dios, todo poderoso, que protege
a los que no son pendejos, es decir, al diez por ciento, que, por cierto, suele
ir a misa los domingos.
Dice Miguel Ceara Hatton, que los pendejos somos cada día más, lo cual
no le gustó al gobernador del Banco Central, digno representante del diez por
ciento. En los últimos años todos los nacidos
forman parte del ejército de pendejos, es decir, de pobres.
Los pendejos no tienen educación digna, no tienen salud humana, no
tienen viviendas adecuadas, no tienen seguridad ciudadana ni social, no tienen
empleos de calidad ni salarios decentes, no tienen alimentación balanceada, no
tienen protección judicial. Los pendeos no tienen derecho más que a la muerte
miserable.
Con el control casi absoluto de
los medios de comunicación y de los periodistas, con el control total del
Congreso, la Justicia, la Junta Central Electoral, el Tribunal Superior
Electoral, la Cámara de Cuentas, las Fuerzas Armadas y la Policía, de la
Sociedad Civil, del Banco Central y la Junta Monetaria, de las Iglesias y sus
curas y pastores, de los partidos y de los políticos, el PLD seguirá arriba,
más arriba, mucho más. Y los pendejos, abajo, más abajo, mucho más…
A menos, claro está, que los pendejos decidamos dejar de ser pendejos, y
utilizando la fuerza que nos da la mayoría, es decir, el 90 por ciento, nos coloquemos arriba del
otro diez por ciento.