La entrevista hecha a
José León Asensio, publicada este domingo 8 de septiembre en el Listín Diario, no tiene desperdicios. En mi
opinión, es una cátedra de cómo debe actuar un empresario en un escenario como el dominicano, en el cual, la gente que piensa que la única forma
de llegar a la meta económica trazada es la “trampa”, está carente de
principios éticos y morales. Y aunque llegue, tendrá que bajar la cabeza
cuando la señalen o cuando la sociedad repudie a sus hijos y nietos”.
“La corrupción corroe,
destruye los principios, los valores y las reglas del juego. Y ese es uno de
los grandes retos que tiene el presidente Danilo Medina en su gobierno, pero
para eso necesita la colaboración de todos, para respaldar cualquier decisión
cuando trate de corregir esa esfera en la que se mueve”, dijo León Asensio, según la entrevista.
Este empresario, ahora
retirado después de 53 años como uno de
los líderes del Grupo E. León Jiménes, pasó la antorcha a sus
descendientes de la tercera generación, gracias a la confianza que les tiene y
a la unidad familiar que prevalece, contrario a otros consorcios familiares que
el dinero ha dividido.
Esa tercera generación, es decir, los nietos de Eduardo León Jiménes, son los hijos de los cuatro hermanos que
trabajaron en la empresa: Eduardo, Fernando, Guillermo y el propio José. La mayor era Carmen Rosa, pero ella se dedicó
a otro tipo de labores. “Nosotros somos una familia unida y cada uno de mis
hermanos está representado en el Consejo del Grupo León Jimenes, y hay otros
siete miembros de mucha calidad humana y profesionalidad que fueron elegidos
por la familia, con quien tienen muy buena relación”.
Hay dos principios
sólidos que se han mantenido en la familia León Jiménes: actuar con humildad y
dar un trato justo a los demás, respetando las leyes. Muestra de ello es que
los empleados de sus empresas quieren que sus hijos “sólo trabajen con
nosotros”, dijo José en la entrevista.
Los jóvenes de hoy,
principalmente aquellos que son emprendedores y tienen la vista fija en el
progreso, deberían meterse bien en la cabeza que “la corrupción es dañina para todos y quien
pueda controlarla está en el deber de hacerlo para que el país pueda avanzar y
entrar en el mundo globalizado, competitivo y dinámico, sin que ello implique
hacer trampa, y tácticas maliciosas de enriquecimiento”.
José León Asensio es
un ser humano fuera de serie: amable, solidario, trabajador incansable,
educado, que sabe apreciar el valor de la amistad, igual que toda su familia.
En la empresa, con
casi tres mil empleados y obreros, hay muchos que llevan el nombre de José. Pero
cuando se dice “don José”, no hay que mencionar su apellido, pues todos saben a
quién se refieren.
Junto a sus hermanos
transformó el negocio familiar de una modesta fábrica de cigarros en uno de los
grupos industriales y comerciales más grandes y admirados del país. Pero además
fue el primer dominicano graduado en una institución norteamericana en
administración con especialidad en el área de Mercadeo. Cursó el bachillerato
en Taft School (Watertown, Connecticut) y realizó sus estudios universitarios en
el Babson Institute (Wellesley, Massachusetts, Estados Unidos de Norteamérica).
Su preparación académica se convirtió en la base para llegar a desempeñar
posiciones de gran trascendencia profesional.
Ha sido presidente
de Cervecería Nacional Dominicana; y es presidente de Grupo León Jimenes, de la
Fundación Eduardo León Jimenes, del Centro León y de la Emisora Raíces. Su
capacidad de servicio le ha dado la oportunidad de trabajar como miembro
distinguido de un importante grupo de organizaciones empresariales, comunitarias
y deportivas.
Me siento muy
orgulloso de ser amigo de José Augusto León Asensio, desde hace casi 45 años, durante
los cuales siempre nos hemos mantenido en contacto, sin que esto signifique que
nos estamos poniendo viejos. ¿Viejo quien? Viejo es el recuerdo de la empresa
fundada por su padre, cuyos descendientes mantienen viva y joven su memoria.
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