<b>Tal vez es una tendencia general el evidente desprecio del
ser humano por el medio ambiente y los recursos naturales, pero es alarmante la
gran cantidad de ríos, arroyos, lagunas y fuentes acuíferas que han
desaparecidos en el país por la desforestación y vertido inmisericorde de
contaminantes.</b>
La apatía de las autoridades frente a los depredadores de
los recursos naturales es cada día más que evidente y tiene rasgos de complicidad.
Durante años las granceras han actuado a su antojo,
extrayendo materiales de los ríos, sin que las autoridades de Medio Ambiente se
den por enteradas.
Y si la sociedad dominicana no se hubiese empoderado frente
a otros intentos irresponsables de rapiña de los recursos naturales, la
situación fuera aún mucho más dramática. Ahí están los intentos por mancillar a
Loma Miranda, pese a la oposición de todo un pueblo.
La consecuencia inmediata de la desforestación por efecto
del conuquismo y la tala de árboles es la disminución de la capa boscosa y por
ende la desaparición de ríos y arroyos.
Según los expertos, hoy en día la República Dominicana tiene
menos del 14% de su vegetación boscosa, un dato que fuera alarmante si el
liderazgo político no estuviese entretenido en menudencias y en sus propios
intereses grupales.
Además, se estima que más de 87
especies entre reptiles, aves y mamíferos se encuentran en estado de amenaza en
el país.
El caso más evidente es el del manatí, que es una de las
especies más amenazada en el país, pero protegida en países desarrollados como
Estados Unidos, que sí tienen una política y una visión sobre la necesidad de
conservar las especies y los recursos naturales. Este noble mamífero
prácticamente ha desaparecido de las costas dominicanas y no se observan
esfuerzos serios y consistentes de las autoridades para su rescate.
En poco tiempo serán historia el faisán, la garza rojiza, la
cotorra, hicotea, el cocodrilo americano, los peces de río, los camarones y la
tortuga carey, aunque hay que reconocer esfuerzos de las autoridades con esta
última.
En el caso de
ríos como el Ozama, Isabela y Haina, por citar algunos, es dramático el nivel
de contaminación que exhiben, producto del vertido de aguas negras en sus
afluentes. Es posible que el río Haina sea uno de los más contaminados de la
región del Caribe y cuidado…
Y no hay nadie
que exija a las industrias ubicadas en el entorno de esos ríos plantas de
tratamiento de los residuales.
Quizás el país no
disponga de cifras oficiales sobre el impacto de la disminución o desaparición
de las especies en estos ríos, pero son centenares los pescadores desplazados
por el aniquilamiento de esos afluentes, que anteriormente rebosaban de vida.
Tal vez el
presidente Danilo Medina debería agregar a su agenda de prioridades un cuarto
pacto…el Pacto por la Preservación del Medio Ambiente y los Recursos Naturales.
Y eso redundaría
en menos dependencia de los combustibles fósiles para la generación de
electricidad, en menos calamidades naturales, menos enfermedades y en un mejor
futuro para la República Dominicana.