Escribir es para
algunos, y entre ellos me incluyo, una
forma de terapia pues nos quita esa sensación de estar atragantados y a punto
de morir asfixiados cuando vemos que ya
es poco lo que podemos hacer para cambiar una situación, para paliar la
tristeza, para no renegar de tanta lucha y sacrificio en vano por este pobre
país nuestro.
Y cuando nos sentimos representados por otros articulistas que
tienen no solo tus mismos sentimientos,
ideales y valores, sino que además
poseen el don y la magia de la palabra, respiramos junto a ellos por la misma herida.
Abusando de algunos de
mis lectores y porque se que la mayoría no conoce lo que les voy a mostrar, recurro a reproducir
algo que tiene mucho que ver con una muerte mas, con otra muerte de un infeliz
ciudadano dominican el limpiavidrios que fue alcanzado por una bala certera,
muy cerca de donde resido en esta capital.
Voy a citar a Sara Pérez y a Ramón Colombo con sus recientes escritos alusivos
al mismo tema. Pero antes lean a Elías Brache en
un artículo que me llego hace
pocos días por la vía del internet , cuando
aún esta tragedia no se había producido, y cuyo titulo
es Qué haría Usted?
“Si usted viviera en un país donde
no existe justicia independiente.
Si usted está representado en términos
legislativos, salvo honrosas excepciones, por verdaderos analfabetos
funcionales con vocación de sello gomígrafo.
Si usted que se ha pasado la vida
trabajando honestamente y ve como ladrones corruptos andan protegidos por
las mismas fuerzas que deberían perseguirlos.
Si usted lee que el máximo representante del
ministerio público se confiesa admirador de aquel a quien se señala como el más
grande corrupto de la historia dominicana.
Si usted oye al jefe de estado decir, entre
líneas, que no castigará a nadie, al afirmar en su toma de posesión “que no
debemos tirarle ladrillos al pasado”
Si usted observa que los valores éticos en ese
país están dirigidos por gente cuya baja calaña esta ventajosamente demostrada
hasta la saciedad.
Si usted ve un policía, y en vez de
generarle una sensación de seguridad, le da miedo.
Si usted paga la gasolina más cara de América.
Si usted recibe una factura de energía eléctrica
considerada la más cara del mundo
Si usted paga ITBIS, anticipos, TSS, AFP y
quién sabe qué más y aún así tiene que pagar cientos de miles de pesos cada año
para darle una educación de calidad a sus hijos además de no atreverse a entrar
a un hospital público.
Si en apoyo de lo anterior, es harto conocido
que usted vive en el país con peor sistema de educación primaria del mundo.
Si en ese país que usted vive la malaria aumenta
en vez de disminuir.
Si las estadísticas plantean que donde
usted vive hay 25 muertes violentas por cada 100,000 habitantes y en Haití, la
nación más pobre del hemisferio, solo hay unas 6 por cada 100,000.
Si esa nación pobre y desinstitucionalizada es
capaz de afectar la economía del país donde usted vive dejando de comprarle sus
productos.
Si usted se siente orgulloso de que su país
produce muy buenos beisbolistas y luego se determina que una gran parte de
ellos son unos tramposos.
Si su país fuera el cuarto exportador de
prostitutas del mundo.
Si usted, cuando sale a conducir, lo hace en el
segundo país más peligroso en términos de transito del mundo, pues mueren 41.7
personas por cada 100,000 cuando la media de América latina es 16.1 por cada
100,000.
Si donde usted vive fuera reconocido como el
país donde más fraudes migratorios se hacen después de China.
Si la tasa de embarazos en adolescentes en su
país es una de las diez más altas del mundo.
Si le muestran la tasa de suicidios de su
país y usted viera un aumento de casi el 100%.
Si le dijeran que su país es líder en violencia
doméstica en el mundo.
Si su país lo calificara la DEA como el almacén
de droga del Caribe.
Si usted viviera en un país líder en
Latinoamérica en “beber romo”.
Si la esperanza de vida en su país decrece
cuando en todo el mundo aumenta.
Si al sumar los indicadores estadísticos, se
determina que usted vive en el país más corrupto del mundo.
Si al leer estas líneas escritas, ya hace varios
años, por la reconocida escritora Alissa Zinovievna Rosenbaum, conocida en el
mundo literario como Ayn Rand, de repente siente que lo descrito lo está
viviendo en carne propia, y cit
“Cuando advierta que para producir necesita
obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el
dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que
muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo,
y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario son ellos
los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es
recompensada y la honradez se convierte en un auto sacrificio, entonces podrá
afirmar sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada”.
Si lo anteriormente señalado fue, es y
será así en su país.
¿Qué usted haría?
Elias Brache”
Ahora
cito a Ramón Colombo cuando dice en su
Fogarate: Poco me lo jallo.
“Las calles de Santo Doming cojos, limpiavidrios,
mancos, ciegos, descuidistas, perreros, muletas, cargadores, mangueros,
paralíticos, carteristas, vendados, operados, chineros, mochos, piñeros,
preñadas, rencos, muñequeros, tuertos, telefoneros, locos, niños, podridos,
muletas, mamandos, manzaneros, sillas de rueda, heladeros, frieros, ancianos,
paridas, maniceros, bajo el semáforo, antes y después del semáforo, en mitad de
la calle, delante y detrás de los carros, de día, de noche…¿Que mataron uno?
Es triste decirlo, pero, dado este inmenso y vergonzoso desorden, poco me lo
jallo”.
Otra persona
que también le puso la tapa al pomo refiriéndose a este caso, es esa controversial,
por genial, joven periodista Sara Pérez. Entren a este link y les aseguro que me lo van a
agradecer. No se lo pierdan, se lo dejo de postre, como último plat http://www.acento.com.do/index.php/blog/10872/78/La-maldad-de-los-limpiavidrios.html
Lo penoso de todo esto amigos
lectores, es que la ignorancia y la maldad de los responsables intelectuales y
materiales de toda esta situación, los lleva a andar por ahí muy quitados de
bulla, pues no saben, o poco les importar saber, que por cada una de estas
muertes serán juzgados; no por este pueblo pues ya lo hemos hecho, sino por ese
Juez Supremo al que no pueden comprar: uno que es tan justo como implacable.
¡ Dios me los bendiga!. No tengo nada más que agregar.