<P>En República Dominicana vemos diariamente a jovencitas adolescentes entre 12 y 18 años de edad, embarazadas. Algunas han sido víctimas de abusos o violencias, otras han sido el fruto de la falta de educación, de irresponsabilidad familiar y de la depravación moral que vive el mundo de hoy donde todo está permitido, sin control. ¿Quién ha de parar éste desenfreno?</P>
<P>La situación constituye un problema serio para la sociedad dominicana porque afecta el desarrollo psico-social y económico de las propias adolescentes, de sus familiares y de la población en general. Estas jovencitas, aun no están preparadas ni física, ni económica, ni socialmente para enfrentar la situación a la que se someten. Por tanto, abortando o no la creatura que llevan dentro, su condición es de alto riesgo donde su salud, su escolaridad, sus relaciones sociales y su desarrollo personal quedan grandemente afectadas. </P>
<P>Es que las adolescentes viven una etapa llena de incertidumbre e inseguridad. Están cargadas de cambios físicos, psicológicos y sociales muy bruscos que actúan al tiempo que se consolida su propia identidad en medio de un mundo en cambios acelerados. Estas jovencitas están queriendo vencer el estado de apego a los dictámenes de los padres y de los maestros. Necesitan modelos y orientaciones adecuadas para discernir el rumbo de su vida y forjar su propio modelo. Averigüemos qué encuentran estas creaturas en el camino y cuáles de las cosas que encuentran les están enseñando a valorar su vida y su desarrollo personal para una mejor calidad de vida. </P>
<P>Las adolescentes se lanzan a nuevas aventuras y experimentaciones, propio de su etapa de desarrollo. Buscan un alto nivel de autonomía que en ocasiones choca con tradiciones y mitos establecidos socio-culturalmente. Se creen seguras. Piensan que pueden vencer cualquier obstáculo. Pierden el miedo. Sienten presión de grupos. Buscan modelos. Fortalecen su feminidad y continúan despertando la sensación de placer que desde la primera infancia experimentan. Crece su interés por el sexo y buscan probar para saciar entre otras cosas sus dudas. Es allí donde hace falta la orientación adecuada de las instituciones principalmente de la familia. </P>
<P>Estas adolescentes deben comprender que la actividad sexual es linda, es un acto de gozo y de amor entre dos personas que permite la conservación de la especie; pero que el mismo debe asumirse con responsabilidad para lo cual hay que estar preparado física, psicológica y económicamente. Cuando los adolecentes han comprendido esto pueden con más facilidad vencer la presión de grupo, muy propio en esa etapa de la vida. Evitan el desenfreno que vive el mundo de hoy. </P>
<P>Para que las adolescentes adquieran una nueva manera de pensar y hacer las cosas se necesitan familias e instituciones fuertes y responsables que fomenten valores morales y el respeto a la vida con un modelaje permanente de su estilo de vida. Así no será necesario insinuar al uso de preservativos y anticonceptivos, cuando la depravación moral arropa a dichas creaturas. Estarán formadas e informadas para la dignidad no para el despilfarro y la fábrica de pobreza. Dejará de existir la frase ¨Cuídate, no te dejes embarazar¨, como si ese fuera sólo el problema. </P>
<P>¿Cuál es la cuota de responsabilidad que tenemos respecto a la existencia del fenómeno? Una revisión como padre, como maestro, como funcionario o como ciudadano común es importante. ¿Cuál es mi modelaje en la sociedad? ¿Cuál ha sido mi rol como responsable de la formación familiar? ¿Hasta dónde nuestra permisividad y descontrol? ¿Qué aportan a estas adolescentes la escuela, la televisión y los medios de comunicación de masa? Qué se promueve desde las diferentes instituciones públicas y privadas. Necesitamos un stop de adolescentes embarazadas, eso no se resuelve con anticonceptivos o preservativos, se resuelve con educación, ejemplo y sacrificio para una vida sana sustentadas en valores. ¿Estamos dispuestos a aportar lo que nos toca? </P>
<P>Cambiemos teoría por práctica a favor de la vida y la dignidad humana. Cambiemos la permisividad por la rectitud, control, carácter y respeto a las normas. Cambiemos castigo, golpes y pelea por negociación, modelaje y amor. Cambiemos limitaciones por oportunidades y confianza. Cambiemos el disfrute sin control por sacrifico, preparación información y formación para el autocontrol, abstinencia y formación en valores. Empecemos ya, seguros que podemos tener un país con menos adolescentes embarazadas. Manos a la obra. <BR></P>