<b>Históricamente las relaciones de Haití y
República Dominicana han estado marcadas por el conflicto y las
confrontaciones, generando un ambiente hostil entre ambos estados, lo que sin
duda ha entorpecido todo intento de paz, amistad y conciliación entre países
vecinos.</b>
Dar
retrospectiva histórica explicaría algunos de los hechos que han incitado a que
la isla sirva como escenario de enfrentamientos y odios que han sido heredados
a través de los años y que han incidido negativamente a que las relaciones
binacionales mejoren.
La ocupación de Haití en Republica
Dominicana por 22 años puede considerarse como el principal evento histórico en
detonar fuertes rencillas y enfrentamiento entre Haití y Republica Dominicana.
Por su parte la matanza de 1937 sin duda ocasiono no solo la muerte de miles de
niños, hombres y mujeres sino también la creación en esta parte de la isla de una
ideología anti-haitiana que pretendía distorsionar el objetivo de la
inmigración y construir una imagen esteriotipada y llenas de prejuicios.
En 1864 a raíz
del tratado de paz, Amistad, Comercio, Navegación y Extradición se
detono un desplazamiento masivo de inmigrantes a la parte este de la isla, lo
que genero un descenso en la relaciones
dominico-haitianas.
El
desarrollo de la industria azucarera en el siglo XX por su parte propició la
llegada masiva de estos inmigrante a Republica Dominicana ya que se requería de
mano de obra barata que era traída desde Haití para trabajar en los ingenios, esto
sin duda detono un aumento significativo de haitianos en el país, por su lado
las leyes migratoria de las décadas de los 70s y 80s son las que permitieron la
estadía permanentes de los ilegales en el país.
Pero para hacer acto de justicia, no solo
se puede ver las acciones de los dominicanos en contra de los haitianos, tendría
también que analizarse como ha sido su comportamiento en detrimento a nuestra
democracia, porque solo así podría entenderse ha ciencia cierta cuales han sido
los motivos que han intensificado y originado la toma de medidas drásticas para
sacarlos del país.
La aprobación del Tribunal
Constitucional, ha dispuesto la revisión de los casos de descendientes de haitianos a partir del 1939,
medida que sin duda afectara a miles de familias que por décadas han vivido en
suelo dominicano y que no tiene ni la menor idea de cómo es Haití.
Este caso en específico ha despertado
muchos comentarios a favor y en contra y es que algunos consideran que la permanencia de los haitianos en el país afecta
los intereses del mismo, pero para otros, en cambio esta acción desmoraliza la
constitución dominicana y neutraliza toda acción de democracia.
La ingratitud ha sido la etiqueta
perfecta que muchos medios y personas han utilizado para definirlos, ya que
ante la comunidad internacional y ante los ojos de muchos haitianos la labor de
los dominicanos siempre ha sido en contra de su bienestar.
Queda claro que la sentencia perjudicara de forma directa a todo
aquel que no pueda justificar su procedencia y su legalidad en el país, atando
de brazos y manos a cientos de familias, padres y niños que tendrán que abondar
sus vidas, su rutina y emprender un viaje a un mundo desconocido.
Las relaciones entre ambos estados no ha
sido la mejor, prueba de ello son los innumerables casos de enfrentamientos con
que cuenta nuestra historia, este caso en particular ha despertado las miradas
y críticas de quienes entiende el fallo del tribunal responde a un acto de
injusticia y intereses políticos.
Muchos quizás están de acuerdo, pero también
hay otros que tienen una hermana, un hijo, un padre que en estos momentos se
les ha negado su nacionalidad, a los que se le ha violado su derecho, un derecho que está contenido en la páginas
de eso que llamamos constitución.
Lo cierto es que la medida es un hecho,
la repartición se hará en base a una ley
manipulada por un sector de la sociedad que parece no entender la magnitud de
esta acción forzada, y ni siquiera imagina la repercusión política y social que
tendrá.
Por otro lado es factible pensar que como
pueblo debemos trabajar por ser justos, por buscar soluciones ecuánimes que
tengan un solo propósito, el de mantener la paz y la integridad social por la
que tanto lucharon los padres de la patria.
La aprobación del tribunal constitucional
no está mal, ya que como nación tenemos el derecho de tener una ley migratoria
efectiva, pero es necesario aplicarla con conciencia y no aligerar el peso que
realmente conlleva esta medida, una solución afable seria que la misma se
ejecute de aquí en adelante, porque muchos de esos “ilegales” han vivido en el país
desde hace mucho tiempo y hasta la ley ser modificada lo hacían de forma legal.
Entonces queda la pregunta ¿será que
continuaremos incentivando las injusticias, Quebrantando las relaciones humanas
y sobre todo destruyendo familias? Este hecho en particular requiere ser visto
objetivamente y con un criterio elevado de conciencia. Además, debe ser manejado desde un marco jurídico y
no histórico, porque el tema envuelve los destinos de personas, que sienten y
padecen y que de cierta forma sirven de ejemplo, porque hoy son ellos pero
mañana podrías ser tú.
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