En los últimos años, la
popularidad de los médicos ha bajado en forma estrepitosa. Y la responsabilidad
recae sobre los dirigentes del Colegio Médico Dominicano (CMD), que han
politizado a esa valiosa institución conformada miembros respetados.
Hago la salvedad de que
no todos los galenos son impopulares, pues cientos de ellos no participan en
las protestas públicas que realizan los directivos y continúan brindando servicios.
Se puede contar con un
dedo la directiva del CMD que no haya organizado una huelga. Ese es el sello,
la carta de presentación y despedida, que exhiben al tomar el mando.
Independientemente de que
sus demandas son justas, la forma de exigir aumentos de sueldos y otras
reivindicaciones no es la más razonable.
Ciertamente, los médicos
ganan salarios de miseria y trabajan a manos peladas, sobre todo en los
hospitales del Estado, donde los ciudadanos pasan dificultades extremas por el
trato anti hipocrático y la indiferencia que acostumbran recibir.
Las huelgas no afectan
a los médicos que trabajan en centros privados, sino los de hospitales
públicos. Se trata de un mecanismo de presión que al final de la jornada tiene
sus beneficios, pero en el fondo tiene un matiz político si tomamos en cuenta
que la mayoría de los directivos del CMD son manejados por los partidos de la
oposición.
Comparo esos paros con
los gases químicos y las bombas de exterminación extremas que se lanzan contra
los pueblos indefensos. Es un acto de terrorismo con otro uniforme. Constituye
un crimen abandonar los servicios en los hospitales y negar asistencia a los
enfermos. Por eso se considera que los galenos son impopulares
En los centros
privados, las cosas marchan a otro nivel en razón de que tienen que alquilar
salas de consultas y pagar una secretaria. Sin embargo, explotan a los pacientes al cobrarles altas
sumas de dinero, a pesar de que van asistidos de un seguro responsable.
Si el seguro es bueno
en cuanto a la cobertura, recomiendan análisis y estudios muchas veces
innecesarios y hasta los repiten para sacarle provecho al seguro. He sido víctima de esas travesuras y también
lo he visto en amigos y parientes cuando asisten a las clínicas en busca de
asistencia.
Una vez sostuve una
discusión con un empleado del área administrativa de un reconocido centro médico
de la capital porque le agregaron 17 medicamentos extras a la cuenta de una
hermana mía que fue intervenida con problema cardiaco.
Pude detectar el fraude
al examinar la cuenta. Quede sorprendido al notar que pese a que le dieron la
de alta a las 7:00 am, la despacharon a las 5 de la tarde y en el expediente aparecía
que le habían suministrado ese día los fármacos que estaban demás en la lista.
Particularmente, creo
que quienes actúan de esa manera son mercaderes de la medicina. Es una acción
combinada con la administración del centro porque terminan dividiendo los
beneficios.