Danilo Medina ha demostrado en muchas ocasiones que es mucho más que un presidente. Que por encima de todo es un hombre sensible, preocupado por las injusticias que se cometen contra los demás seres humanos, un hombre sencillo y humilde que es capaz de escuchar a cualquier sector que se sienta afectado por algo y que, a pesar de ser el mandatario número uno de la nación, tiene el coraje y la decencia de saber pedir excusas cuando entiende que las cosas no se han manejado correctamente.
De verdad digo que sentí nuevamente un gran orgullo de Danilo como presidente y como líder político, cuando el pasado martes escuchó los testimonios de los jóvenes dominicanos de origen haitiano que fueron a visitarle al palacio y le dibujaron el drama humano que han estado viviendo por no tener la documentación legal que las autoridades de la Junta Central Electoral les han negado.
Y por el sombrío panorama que se le presenta ahora con la sentencia injusta e inhumana del Tribunal Constitucional que le quita la nacionalidad dominicana aduciendo que ellos están en tránsito en el país porque sus padres eran ilegales. Ante esa situación que lacera su condición de seres humanos con derechos a vivir con dignidad en su patria de nacimiento, el presidente Danilo Medina se enalteció pidiéndoles excusas en nombre del estado dominicano por ese abuso que han estado cometiendo instituciones del estado dominicano en contra de ellos.
Las palabras del presidente son dignas de una antología cuando expresó: "Tuve la oportunidad de escuchar, a viva voz, el drama de esos muchachos que nacieron en la República Dominicana, que son hijos o nietos de haitianos. Escuché el drama que están viviendo tan pronto perdieron la posibilidad de conseguir una cédula de identidad en el país y la verdad que hay que escuchar el drama por el que están pasando para entender lo que están viviendo".
Y el presidente Medina fue aún más lejos pues aunque les precisó que a pesar de que fue otro poder del estado quien tomó la decisión que les afecta, él iba a iniciar un proceso de consultas y diálogo para tratar de buscar una salida a ese doloroso drama en que viven estos jóvenes y miles de personas que son dominicanas de origen haitiano.
La sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional es inhumana, absurda e injusta, ha dividido la nación dominicana y ha puesto en grave peligro la imagen de nuestro país en el mundo, pues ningún organismo internacional va a aceptar como bueno y válido los pobres e injustos argumentos que dan base a la decisión de ese tribunal. Y lo que se prevee es que el gobierno y la República Dominicana sean condenados en todos los escenarios internacionales donde se presenten los afectados por la decisión.
Es por eso que la actitud humana del presidente Medina es una luz al final del túnel de oscuridad e incertidumbre que creó el Tribunal Constitucional. Para así evitar que se vayan a cometer muchas injusticias y abusos contra dominicanos de pleno derecho aduciendo una aplicación retroactiva de lo que se decidió en la constitución de enero del 2010. Lo correcto buscar una salida legal, justa y humana para todos los nacidos en la República Dominicana antes del 2010 y entender que el problema de la emigración haitiana a la República Dominicana no se resuelve con una sentencia llena de injusticia y de sentido inhumano.
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