A medida en que pasa el tiempo
los cambios que vemos y vivimos son tan
radicales que muchas veces se nos olvida como
era todo esto antes, se que al igual que a mí a muchos nos surge la
inquietud de pensar y creer que los jóvenes de hoy día no le sacan el provecho adecuado
a las oportunidades que les brinda su siglo, su era, pero sobre todo no
aprecian el valor real de las comodidades que su etapa de joven, adolescente
les da.
“A lo largo del siglo XX, los medios de comunicación fueron
adquiriendo un papel cada vez más relevante en la vida de las personas. Más
allá de los libros, la gran difusión de la prensa, el cine, la radio y, sobre
todo, la progresiva universalización de la TV y el teléfono a partir de los
años 60 y 70, influyeron sustantivamente en la organización de la vida social y
doméstica, y se convirtieron en
poderosos agentes lúdicos y educativos, transmisores y homogeneizadores
de la cultura dominante, pero también de las culturas (en plural) y en definitiva
de la Cultura (en mayúscula)”.
Resultaba difícil pensar que más tarde la juventud seria
testigo de una de las cinco revoluciones más grandes e impactantes del mundo,
las TIC’S, la cual trajo consigo cambios tan bruscos y notorios que ya tener
una computadora era cosa de todos.
Todo este desarrollo en las tecnologías despertó el interés
de los más jóvenes en sumergirse en un mundo que proporcionara, no solo
conocimiento sino también que daría la oportunidad de entretener y experimentar
un contacto casi directo con cosas que no pensaba conocer.
Antes las cosas no eran tan
fáciles como ahora, tener un libro era cosas de unos pocos que contaban con el
privilegio de vivir bien o de tener un familiar que les ayudara, pero que decir de aquel que pudiera tener una
computadora, ese sí que estaba bien, tenía todas las formas posibles de hacer
todo cuanto quisiera en poco tiempo, los amigos invadían su espacio solo por ir
a apreciar aquel valioso objeto proveedor de múltiples conocimientos.
Pero si bien esto suena positivo dentro de todas estas
facilidades se esconde un factor tan toxico y negativo, como es el uso inadecuado
que muchas veces dan los jóvenes a estas innovaciones tecnológicas, marcando un
antes y un después en la vida de aquellos que tienen la oportunidad en sus
manos y otros que no pudieron ni siquiera pensar tener un computador.
Es increíble ver como cientos de niños se posan frente a una
pantalla a perder tiempo, en vez de utilizar todas esas maravillosas
herramientas en pro a su educación, dándole la
razón a aquellos autores que sugieren
que el desarrollo de la tecnologías solo ha venido a ocupar un espacio y a
influir negativamente en las decisiones y comportamientos del ser humano.
Muy contrario a nuestros tiempos, hace veinte cinco años
atrás estudiar, formarte, educarte era una cuestión de esfuerzo y dedicación,
las cosas no se daban a menos que usted tuviera la determinación de
lograr con trabajo y sacrificio la meta establecida.
En cierta forma la educación familiar ha repercutido en este
problema, ya que muchos padres no prestan la atención y vigilancia debida al
niño mientras utiliza su ordenador u aparato electrónico, lo que sugiere que
ese niño hará en el todo cuanto su imaginación y su mente le permita.
Por otro lado el sistema tampoco es que hace muchos esfuerzos
por mejorar los niveles de análisis de ese individuo que dentro de nada será un
adulto y ente pensante de la sociedad, lo que sugiere que el déficit o mal manejo de los niños en cuanto a tecnología
se refiere en parte se debe a su falta de orientación y educación.
Para nadie es un secreto que hoy se vivimos en la era de las grandes tecnologías, y quizás
cuando comenzó a surgir este fenómeno todos esperaban otros resultados, lo
cierto es que a medida que pasan los años los seres humanos se vuelven más adictos a las comodidades, y dejan que un
aparato haga lo que se supone debería hacer uno mismo, entonces me surge la
inquietud de saber ¿si soy yo o es la sociedad actual que está mal?