Los de la campaña internacional contra la
República Dominicana tienen que sentirse muy mal con las conclusiones del
levantamiento en el Registro Civil que acaba de finalizar la Junta Central
Electoral en cumplimiento de la sentencias 168-13 del Tribunal Constitucional,
no solo por lo que revela que destruye una gran mentira, sino porque crea un blindaje contra el propósito
ulterior de la conjura antipatriótica.
La premisa falsa de que el porcentaje de
indocumentados que se ha establecido mediante encuestas e investigaciones,
debía coincidir con el porcentaje de asentados en el Registro Civil, llevó a
pronosticar que los afectados por las indagatorias de extranjeros desde el 1929
hasta el 2007, rondaba la astronómica suma de los 668 mil. ¡Tremenda mentira!
“El levantamiento hecho sobre la base del
censo de población de la República Dominicana del año 2010 que habla de
9,445,281 personas, chocada contra 53,387 registros, nos arroja un impacto del
0.57 por ciento, que constituye el impacto de la referida sentencia en los
registros regulares e irregulares desde 1929 hasta la fecha”.
A la mayoría de los haitianos ilegales presentes
en el territorio nacional no les ha interesado
registrarse por una hábito
cultural que arrastran por la orfandad de registro en su propio país, que tuvo
que admitir la OEA en un discurso de su presidente que la Junta Central
Electoral ha tenido a bien citar en las conclusiones de su experticia que “en
los últimos años ha ejecutado diversos proyectos con resultados concretos que
han comenzado a tener efecto en la universalización de la entidad civil en
Haití”, es decir que en ese país la gente nacía y crecía sin registrarse y que
es la OEA la que ha estado contribuyendo a resolver esa situación.
Lo contundente es que el país sabe hoy que
desde 1929 se han asentado en el Registro Civil 53,847 personas de origen
extranjero, que de ellas 29,455 fueron registradas conforme a las normativas
vigentes, “es decir que aunque sus padres son extranjeros los mismos tenían
categoría de residentes y poseían sus respectivas Cédulas de Identidad, lo que
representa un 55% del total de los hallazgos en el período analizado”.
“Del resto, 4, 859 fueron inscriptos con
fichas, 5, 296 con pasaportes y 14,237 con otros documentos o sin documentos”.
El menor impacto de irregularidad proviene
de los jornaleros contratados para el corte de la caña, que son triplicados por
los que han cruzado por sus propios medios, de todas maneras ¿cuál es el
propósito de la regulación? que a esos que están asentados con tarjetas si
evidencian arraigo se les declare inmediato residentes temporales y se les dé
prioridad en la posibilidad de adquirir la nacionalidad por vía de la
naturalización.
Los que están registrados con pasaportes, pueden
ser residentes y nacionalizados los que se acojan a los requisitos, más
trabajosa es la situación de los registrados sin documentos o con documentos
sin validez pública, pero igual la voluntad es resolver sin afectar sus
derechos.
Se ha cerrado la brecha de la indefinición,
esa es la magnitud de la situación en el Registro Civil dominicano y es la
situación que el país está comprometido a resolver, pero a partir de ahí se
frenó el desorden, el registro queda blindado e hijo de extranjeros no
residentes son registrados como extranjeros.
El esfuerzo que se ha venido haciendo de
manera consistente para preservar la
esencia de la nacionalidad no ha sido en vano.