<b>El
pago del Impuesto al Marbete es una de las obligaciones tributarias más
controversiales. Anualmente se renueva la placa y con ella se efectúa el pago
de este impuesto; a través de este, el Estado Dominicano recauda miles de
millones de pesos que legalmente están destinados a costear los gastos
gubernamentales, especialmente los de infraestructura, construcción y
reparación de calles y vías de comunicación, beneficiando directamente al
sujeto pasivo del cumplimiento de su obligación tributaria. Me gustaría pensar
que el dinero que pago por mi placa se me devuelve en tránsito terrestre cómodo
y efectivo, pero es sólo un pensamiento.</b>
Lo
que más me llama a la atención es la necesidad folklórica y cultural de añadir
un poco de drama a nuestras actividades; esa impuntualidad universal que nos caracteriza.
Año tras año vemos cómo los últimos tres días anteriores a la fecha límite de
vencimiento del plazo de la renovación del marbete, las oficinas locales de la
Dirección de Impuestos Internos y los bancos habilitados para el cobro de dicho
impuesto, se cogestionan abundantemente.
Compartiendo
el dato de que en nuestra hidalga ciudad de Santiago de los Caballeros, la
gente madruga y se forma en fila india desde la acera del Edificio
Gubernamental, mejor conocido como “El Huacalito”, esperando a que se habrán
las verjas perimetrales para dirigirse a la oficina principal de la DGII, para
hacer una fila olímpica posterior que concluirá en el final no feliz de esta
repetida historia a la que le se le agrega una mora de 600 pesos dominicanos; y
líbrenos Dios de ser sorprendidos por algún agente de la AMET, que nos premiará
con una multa de RD$1,600.- para un total de RD$2,200.-
Cría
fama y échate a dormir, dice mi madre. La excusa habitual es que no hay dinero
en la calle. Empero, recordemos que nuestro Presidente Danilo Medina,
estratégica y mercadológicamente pospuso el pago del marbete con el fin de
hacer liviana la carga, ya que se aproximaba el Inicio del Año Escolar y con él
la compra de los útiles escolares. Lo curioso es que para pagar recargos y
multas sí aparece el dinero, hasta prestado.
A
menos de un mes para que concluya el plazo de la renovación del marbete
correspondiente a este año 2013, del millón de matrículas hábiles en todo el
territorio nacional, sólo el 40% (o sea, menos de la mitad) ha renovado la
placa.
Pidamos
al Todopoderoso, que en este nuevo año que se aproxima con rapidez, nos bendiga
y ponga en nosotros el deseo ardiente y la voluntad de hacer las cosas
oportunamente bien.
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