Un año nuevo no es una tabla salvadora. Un día del calendario que no altera la vida de las personas. Se es pasado, presente y futuro. Un año nuevo o viejo deja igual a las perspectivas futuristas. Sin embargo, hay una etapa cronológica que se mueve por designios de los hechos coyunturales.
Para fines de referencia, aunque los filósofos tienen sus íntimas convicciones sobre que no hay tiempo ni espacio, un año nuevo es piedra de meditación de lo que se puede hacer por los meses a punto de llegar. La agenda es la misma de los doce meses pasados, porque no se han experimentado cambios.
El grave mal de estos países subdesarrollados, y la República Dominicana tiene su costal sobre las costillas en esa desgracia colectiva, es que no se da continuidad a los trabajos, siempre es lo nuevo, sin nunca terminar las opciones.
Está todavía inconclusa una política de pleno empleo, donde cada día hay mayor cantidad de personas desempleadas, y sin posibilidades de conseguir el pan diario con el sudor de su frente. De ahí viene la interminable ola de violencia, de macuteo, de corrupción y de violaciones al derecho a la vida.
También no está terminado y a menos de medio talle, un desarrollo y fortalecimiento de los programas educativos. El cuatro por ciento del presupuesto para la educación no pasó de una simple consigna, de la cual ahora se benefician los editores de libros, los dueños de colegios, los profesores y, es bueno reconocer, los estudiantes, aunque no todo el universo de las escuelas públicas.
La tanda extendida puede ser el paso de fortalecimiento de las escuelas en el futuro, pero ahora mismo es una acción inconclusa, de buenas intenciones, pero que se estanca por la falta de pupitres, y la realidad de que en las escuelas se cobijan hasta cuatro planteles en un mismo local.
La seguridad ciudadana, que para muchos es simple macana o reforma de la composición interna de la Policía, tendrá sus correctivos cuando se mejoren las condiciones generales de vida de la población.
Los soldados rasos del crimen pueden caer en los intercambios de disparos, pero otros menores pasaran a ocupar sus puestos, y el pillaje siempre, dentro de esa correlación de fuerzas, será indetenible.
Seguimos abriendo trochas al caminar por sendas nunca pisadas y plenas de esperanzas, pero la carretera será larga, porque es a remiendos que se llevan a cabo las reformas, y los políticos-partidistas parece que duermen el eterno sueño de las ilusiones, sin bajar al lodo de los mortales.