<b>Al igual que hizo una y otra vez su antecesor Hugo Chávez Frías, el Presidente Nicolás Maduro arremetió el miércoles pasado contra la programación televisiva y acusó además a los medios de comunicación de difundir telenovelas que fomentan la violencia.</b>
"He dado instrucciones a la ministra de Comunicación y a Conatel (Consejo Nacional de Telecomunicaciones) que se revise toda la programación de las televisoras en este país, por cable y sin cable; vamos a construir una cultura de la paz para nuestros niños", ordenó el mandatario en la Asamblea Nacional -y en cadena nacional- durante la presentación de su informe anual de gestión.
Pero controlar el contenido de la televisión en señal abierta y la de los canales por suscripción no disminuirá los altos índices de violencia registrados en la última década en Venezuela, recientemente considerado el país más violento de toda Latinoamérica con una tasa de 72 homicidios por cada 100.000 personas.
Al menos así piensan el escritor de telenovelas Martin Hahn; el doctor en ciencias de la comunicación y de la información Oscar Lucién; y el dramaturgo y actor de teatro y televisión Javier Vidal, quien se pronunció con a través de su perfil de la red social Facebook.
"Los primeros culpables son ellos, porque son los que mantienen un discurso violento, de descalificación, de palabras altisonantes, utilizando un lenguaje bélico, de guerra mediático. Siempre son altos funcionarios del gobierno los que usan ese discurso y particularmente el propio Maduro. Todos usan un lenguaje que causan un estímulo a conductas violentas", dice sin pruritos el también cineasta Óscar Lucién.
"En la cuarta república también se transmitieron programa y películas muy violentas, como Rambo y la gente no salía a matar como lo está haciendo ahora. Yo creo que desde el gobierno de Chávez para acá se ha generado una desvalorización de los principios de convivencia ciudadana", agrega el escritor de telenovelas como La mujer de Judas y La viuda joven, Martín Hahn.
La medida de Maduro de controlar la programación y a los canales de televisión que fomentan "antivalores de la muerte, culto a la droga, culto a las armas, culto a la violencia", según dijo, ocurre tras el asesinato de la exreina de belleza y actriz de telenovelas Mónica Spear y su pareja, quienes fueron baleados en presencia de su hija de cinco años en la autopista Puerto Cabello- Valencia, ubicada al norte del país; y que ocasionó verdadera conmoción en todo el territorio nacional.
Pero ya en 2010, el exPresidente Chávez había llamado la atención acerca de los contenidos televisivos y pedido a Conatel que tomara cartas en el asunto, razón por la cual dos canales de señal abierta, Televen y Venevisión, se vieron obligados a retirar del aire dos telenovelas de factura colombiana que abordaban el tema del narcotráfico.
Mientras que el 9 de diciembre de 2004 fue aprobada en la Asamblea Nacional de Venezuela la polémica Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisió para intentar regular la programación y combatir el "terrorismo mediático de los medios privados".
Sin contar que en los últimos quince años el Estado se apropió primero de la señal del canal privado Radio Caracas Televisión (RCTV) -al que decidieron retirarle la concesión de transmisión- y creó canales como Ávila Televisión (Ávila TV), Asamblea Nacional TV (ANTV) y la llamada Televisora Venezolana Social (TVes), cuyos contenidos, han advertido comunicólogos como Marcelino Bisbal y Antonio Pasquali, tienen poco o nada que ver con los de "una televisora social o cultural", y cuyos pírricos índices de audiencia han sido criticados hasta por el fallecido ex Presidente Chávez.
Lo que ocurre, considera Lucien, es que esas plantas televisoras han sido un verdadero fracaso. "Se han convertido en canales de propaganda reiterativamente. Se han encargado de mantener un discurso de manipulación ideológica y obviamente la gente se casa en eso".
Y pese al aparataje comunicacional creado por el Gobierno, en los últimos años las cifras de homicidio no disminuyeron: el año 2010 cerró con 17.600 asesinatos. Mientras que 2013 se incrementaron a 24.700.
"Para el crimen hay castigo y frente al pecado redención: eso es una telenovela. Hay que ser muy bruto, muy imbécil o muy ignorante, para pensar que la violencia y la delincuencia desatada en Venezuela desde nuestros tiempos fundacionales y que hoy por hoy se corona como el primer país del mundo, después de Honduras, con más muertes por violencia per cápita, sea culpa de las telenovelas que producimos, (por cierto hoy por hoy diezmadas)", apuntó Javier Vidal.
"Ojalá los delincuentes que asesinaron a Mónica (Spear) y a su esposo, y que siguen y seguirán matando venezolanos indiscriminadamente, vieran un poco de telenovelas venezolanas. Podrían quizá distinguir a partir de la ficcionalidad del melodrama quienes son los prototipos de buenos y malvados", agregó el dramaturgo.
"Si hay que buscar culpables por la violencia en el país, es por los valores humanos que se han perdido, debido al déficit que tenemos en educación. Porque si se educa a un pueblo con principios no habría tanto delincuente que no valora la vida de las demás personas", remata Martin Hahn.
Por los momentos, los representantes de la Cámara Venezolana de Televisoras por Suscripción (Cavetesu) se reunirán este lunes en Miraflores para escuchar las propuestas gubernamentales.
"Ya nosotros venimos trabajando en conjunto en la campaña comunicacional de la Misión A toda vida, que se transmite por los distintos canales de las grillas de las empresas de televison por suscripción y que busca fortalecer el papel que juegan los padres y representantes en el contenido programático que disfrutan sus hijos. Las empresas de televisión por suscripción retransmitimos señales, por cierto, las mismas señales que se transmiten en toda Latinoamérica y distintas partes del mundo", dijo el Presidente de la Cámara, Carlos Villamizar.