Alguien, unido a otros por la misma tenebrosa y despreciable pretensión, han logrado que Pedro J. Ramírez, considerado como uno de los 10 mejores periodistas de los últimos 100 años, haya sido despedido como director del periódico que él mismo fundó hace 24 años. En principio, los protagonistas de tan miserable confabulación, pensarán que ya han recuperado la tranquilidad pero se equivocan, porque en esta ocasión el delito tiene demasiados cómplices y son muchas las bocas a tapar. Además, los defensores del único periódico verdaderamente independiente de España, seguirán muy de cerca las evoluciones y cambios experimentados en el mism línea editorial, ingresos de publicidad, etc. Incluso, hasta es posible que un tercero, aprovechando el tirón, intente ocuparse de estos menesteres…
En la mente de todos estaba que el prescindir de este profesional no tardaría en producirse. Lo verdaderamente sorprendente es como Pedro J. ha sido capaz de aguantar el acoso durante casi 25 años, denunciando todo aquello que la mayoría de los restantes periódicos omitían por incompetencia, desconocimiento o intencionadamente. De desafortunado podría calificarse al artículo del columnista Enric González, tildando al director de El Mundo de “contradictorio e incoherente, mucho más interesado en vender diarios, que en dar ejemplo de comportamiento ético, obstinado en la investigación incluso cuando yerra”. Aunque solo sea por razones de espacio e inoportunidad no merece más comentarios.
Las aportaciones de El Mundo al esclarecimiento sobre arbitrariedades, saqueos, abusos, aprovechamientos, latrocinios, corrupciones, etc. no tienen precio. Perseguir el delito, investigarlo, contrastarlo y después publicarlo, ha sido el lema de este medio de comunicación desde su fundación. Actuar bajo estos principios y mantenerlos conlleva un alto riesgo, castigado incluso en algunos casos hasta con la pérdida del puesto de trabajo del osado comunicador.
Para este periódico, si alguien es responsable de una posible vulneración de la ley, la pertenencia a un partido, con independencia del cargo ocupado y orientación política del mismo, munca ha servido como salvoconducto para hurtarle a la opinión pública lo sucedido. La lista de éxitos informativos es interminable y no tiene parangón en España. El gran problema aparece cuando comienzan a surgir las dificultades financieras, préstamos, etc. que obligan a depender de terceros, receptores de presiones e influencias para conseguir ciertos favores.
Durante la reunión mantenida con los miembros de la redacción, Pedro J. omformó que aquí no hay indultos y lisa y llanamente había sido despedido sin posibilidad de readmisión, puesto que si de él dependiera, habría continuado como director de El Mundo toda la vida. Conocida tan despreciable decisión, habrán sido muchos los que este último fin de semana celebraron copiosamente el amargo desenlace, comenzando por unos cuantos políticos y otros notables personajes de su entorno, para los cuales, la existencia de este periodista ha sido un clavo en el zapato y amargante pesadilla que provocó el que algunos ingresasen en la cárcel, más los que se encuentran en lista de espera.
No obstante, existen ciertas declaraciones contenidas en la “carta del director” que mueven a la duda; por ejemplo ¿Cómo se puede seguir ligado a Unidad Editorial, empresa que ha prescindido de sus servicios?. ¿A que términos razonables se refiere? No se puede permanecer dentro y fuera a la vez. Una actitud gris, sumisa y contemporizadora no parece encajar en su caso. ¿Qué y quienes podrían impedirle a nuestro admirado periodista seguir difundiendo la cruda verdad?. ¿Para cuando será ese nuevo libro?. ¿Que podría contarnos sobre los rumores de una posible indemnización?
Ningún seguidor de Pedro J., miles de los cuales lo hacen desde hace tres décadas, se oponen a identificarlo como un individuo que a partir de ahora dedicará a vivir tranquila y sosegadamente, sino que permaneceran expectantes por enterarse a través de que medio y cuando volverá a ejercer de azote de indeseables. Con leer su última carta aparecida en el ejemplar 8.808 del pasado 2 de febrero y ver la foto de la página 5 queda todo dicho. Tómese unas cortas vacaciones, reflexione y recuerde que son muchos los que anhelan su regreso….El circo ya lo vimos este último fin de semana en Valladolid, cuyo título podría haber sido “En busca de una segunda legislatura”, pero los ciudadanos necesitan urgentemente un puesto de trabajo con que alimentar a los suyos, lo que supone reducir el maldito porcentaje del 26,03% de paro cuanto antes y que políticos no malgasten nuestro dinero en zarandajas….¡¡Hasta pronto director!!
Atentamente.
José-Tomás Cruz Varela