Con solo el simple gesto de descolgar el teléfono, el paciente realiza una descripción lo más fiel posible de sus síntomas. Un doctor, al otro lado de la línea, valorará el caso y podrá recomendar el tratamiento que considere para paliar la enfermedad. Todo esto sin tiempos de espera ni desplazamientos.
Es la medicina del siglo XXI, donde las nuevas tecnologías se ponen al servicio de la salud del paciente. Este método, más conocido como Telemedicina, suena a futuro pero es una realidad presente y adoptada cada vez más en el mundo de la sanidad. Se trata de un triunfo de la unión entre la comunicación y las innovaciones tecnológicas cuyos beneficios salvan vidas.
La Telemedicina ha evolucionado de manera considerable desde aquellos primeros experimentos estadounidenses en los años sesenta para asistir a los astronautas en el espacio. Desde entonces, decenas de países la han incorporado a sus políticas sanitarias y se han roto barreras espacio-temporales. La definición de la Organización Mundial de la Salud en 1988 describe esta herramienta como “la distribución de servicios de salud en la que la distancia es un factor crítico, donde los profesionales de la salud usan información y tecnología de comunicaciones para el intercambio de información válida para el diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades o daños, investigación y evaluación, y para la educación continuada de los proveedores de salud pública, todo ello en interés del desarrollo de la salud del individuo y su comunidad”. Aplicaciones software, herramientas de archivo de datos y aparatos de transmisión son los componentes básicos de todas las infraestructuras de Telemedicina.
Las ventajas de la Telemedicina son múltiples. El responsable de servicios asistenciales a Distancia de Indra, Íñigo Ruiz Cosío, revela que gracias a este sistema se puede realizar “el seguimiento de pacientes crónicos, dar soporte a personas con dependencia o movilidad reducida, ofrecer segundas opiniones, evitar catástrofes, atender servicios educaciones tanto para pacientes, estudiantes y profesionales sanitarios, llevar a cabo hospitalizaciones domiciliarias, dar servicios de salud en movilidad y un largo etc”. Este servicio tiene, entre sus objetivos, prestar servicios interactivos de diagnóstico y videoconferencia, enviar imágenes diagnósticas en tiempo récord o agilizar el diagnóstico por parte de los especialistas, entre otros.
Si la Telemedicina puede encontrar un hueco donde despuntar es en el de los países con menos recursos de África, Asia o América Latina. En esta última zona se ubica la aplicación más reciente, ya que en las prisiones de Paraguay los internos se beneficiarán con esta herramienta. En un principio se implantará para enfermedades cardiovasculares, aunque está previsto que se amplíe a los campos de la tuberculosis y la diabetes. Ruiz Cosío está convencido de las grandes aportaciones de este método en los países con dificultades económicas. Por un lado, mejora en general los servicios sanitarios así como supone un ahorro. Y por otro lado, cubre dos aspectos en los que estospaíses acumulan deficiencias: la formación del personal y la carencia de infraestructuras. Existen dificultades a especialistas de las diferentes ramas de la salud, y con la asistencia a distancia médicos expertos pueden llevar los casos de pacientes a cientos de kilómetros. El estado de centros de salud y hospitales de zonas más pobres se encuentran en situaciones de abandono y el acceso al material o a pruebas específicas es casi inexistente, así que la Telemedicina busca cubrir esta necesidad.
Otro campo de actuación es elde pacientes con movilidades reducidas. Para ellos, acudir a una consulta rutinaria se hace a veces cuesta arriba o tienen dificultades de acceso. Con la Telemedicina, el doctor contacta con ellos y realiza su servicio a distancia, así aumenta la comodidad. De todas formas, y pese a todas estas ventajas, el contacto tradicional entre el paciente y el especialista no se pierde por la aplicación de las nuevas tecnologías o los avances en telecomunicaciones. Ignacio Ruiz Cosío explica que, “todavía hoy, no es posible suprimir la necesidad de la presencia física y el contacto humano necesario entre paciente y profesional” y que este no es el objetivo de la Telemedicina. Mejorar la sanidad de aquellos que más la necesitan puede estar cada vez más cerca.
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