La lectura más obvia de lo ocurrido en la
elección de los diez nuevos integrantes del Comité Político del Partido de la Liberación
Dominicana, ha sido expuesta en los titulares de todos los medios impresos y
digitales: la corriente del presidente Danilo Medina arrasó, información que
coincide con otra que contribuye a explicarla: 87.4% dominicanos aprueba manera
de gobernar DM.
El elector dominicano en todos los niveles
cuando se enamora lo entrega todo, distinto al de sociedades en que la gente
trata de contrapesar sus decisiones, que es por eso que al partido que le da la
presidencia, también suele darle el congreso y todas las instancias, lo propio
ocurre cuando se frustra, lo quita todo.
Danilo Medina no es hombre soberbio y aún a
sabiendas de que lo ocurrido en la elección ampliatoria del Comité Central, en
la que sus seguidores fueron beneficiados con más de un 80% de las votaciones,
predeterminaba lo que ocurriría en la elección del Comité Político, hizo el
esfuerzo de ampliar el horizonte de los que tuviesen oportunidad de llegar al
Comité Político, al tiempo que se cuidó de que entre los suyos nadie se
sintiese desfavorecido frente a otros.
Antes de la elección oficial, hubo un
mecanismo de preselección en el que los miembros del Comité Central de su
corriente, organizados por regiones eligieron en una lista de dieciséis a los
ocho que prefirieran, incluyendo en esa lista a figuras importantes de su
entorno que no estaban aspirando al Comité Político.
Y como una señal de que entendía que el
criterio de elección no debería sujetarse a los que pertenecieran a su
corriente, en la consulta se incluyeron nombres de aspirantes muy meritorios de
otras orientaciones a los que trató de favorecer: Francisco Domínguez Brito,
Radhamés Jiménez y Danilo Díaz, quienes
incluso quedaron en la preselección final de diez entre los que se escogerían
ocho, siendo favorecido Radhamés Jiménez.
Ni Carlos Pared Pérez ni Yomaira Medina
llegaron por el dedo a la preselección final, estuvieron en ella porque la
mayoría de los miembros del Comité Central los favorecieron en la preselección
como ocurrió con Simón Lizardo, Miriam Cabral, Rubén Bichara, Juan de los
Santos y Gonzalo Castillo.
Aunque los resultados en ambas
ampliaciones, la del Comité Central y la del Comité Político, favorecieron en
forma arrolladora a una corriente, no puede hablarse de división en el PLD
porque lo que provocarán los nuevos integrantes es un equilibrio en la
presencia de las dos principales fuerzas en el Comité Político.
Lo innegable es que las consecuencias de la
polarización impactarán en el futuro inmediato en el que el PLD deberá ir a un
proceso interno para escoger su candidato presidencial y todos los aspirantes a
las distintas posiciones electivas, y que en ese esquema no hay nada
predefinido.
Es cierto que algunos les entusiasmará
tentar una modificación constitucional que permita la repostulación inmediata,
pero el primero que pararía en seco cualquier iniciativa continuista sería el
presidente Danilo Medina, que no pasará a la historia como uno más de los que
la embriaguez de poder coloca de espaldas a sus principios.
El aliento decisorio lo recibe con esos
resultados la alterabilidad, ninguna fuerza se hace principal para marginarse,
y no cabe duda de que el sector dominante en el PLD apostará por presentar y afianzar
un candidato que le resulte más cercano,
una figura refrescante que a la hora decisiva una la maquinaria.