El encuentro que sostendrá el 27 de marzo el presidente de Estados Unidos, Barack Obama y el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, Papa Francisco, desde ya ha creado una serie de expectativas en la que se espera se adopten medidas en beneficio de la humanidad.
Será una reunión histórica con una dimensión universal en que ambos protagonistas deberán aprovechar al máximo, sin pérdida de tiempo y conscientes de los millones de seguidores en el planeta que esperarán muy de cerca el contenido y resultados de la plática.
Obama y el Papa Francisco son dos iconos del liderazgo mundial del siglo 21, no tan solo por la trascendental responsabilidad que ambos tienen en las instituciones que dirigen sino igualmente por la forma en que ascendieron a esas posiciones.
El primer mandatario de origen afroamericano en dirigir la principal potencia mundial ha sido Obama; y Francisco, es el primer Papa Latino al frente de la Iglesia Católica.
La gente espera que dicha reunión no se quede en la simple diplomacia, formalismo, conversación, abrazos efusivos, intercambios de regalos, fotografía y video para la historia. Debe ser algo más concreto en beneficio de la humanidad del presente y del futuro, especialmente para los millones de seres humanos que viven en la pobreza, el abandono y sin ninguna posibilidad de cambiar su triste realidad.
Si estos dos importantes líderes se lo proponen podrían por lo menos iniciar un proceso de cambios que reviertan las enormes injusticias y limitaciones en que día a día ciudadanos del África, Medio Oriente, América, Asia y Europa ven transcurrir sus vidas.
¿Cuáles temas abordarán estos dos carismáticos líderes cuando se encuentren frente a frente en la sede del Vaticano?
En orden prioritario, es de suponer que analizarán la pobreza que aún afecta a millones de seres humanos en el planeta; la violencia política, especialmente la guerra que desangra a Siria; el conflicto político-militar entre Israel y Palestina, el narcotráfico y sus consecuencias sociales, la falta de oportunidades entre los jóvenes, la desigualdad social en el mundo, los desequilibrios medioambientales, la crisis financiera mundial, el modelo neoliberal aplicado por los países capitalistas, la libertad de culto, los casos de curas pederastas, los conflictos armados, entre otros temas.
El Papa Francisco ha enarbolado una postura bien firme y sincera de condenar las desigualdades sociales imperantes en el mundo, y ha reconocido que se trata de una vergüenza e injusticia que millares de seres humanos se vayan a dormir aún sin cenar.
Y diría algo mas, es el único y auténtico representante de los desamparados del planeta; el que viene exponiendo y formulando reflexiones sistemáticamente a favor de un cambio radical en el actual injusto y abusivo modelo neoliberal donde apenas un grupo carga con la inmensa riqueza y bienes materiales existentes en el mundo.
Este hombre de origen argentino está levantando la voz a favor de los que no tienen quien les escriba y hablen por ellos. Hasta el momento, su Pontificado se ha caracterizado por una gran dignidad, humildad, comprensión, amor y mucha conciencia del poder e influencia que ejerce entre millares de hombres, mujeres y niños alrededor del planeta.
Recientemente, un estudio difundido por la organización humanitaria Oxfam,revela que apenas el 1% de la población concentra la mitad de la riqueza mundial que posee en conjunto alrededor de 110 billones de dólares.
Si analizamos los discursos, mensajes y reflexiones expuestos tanto por Obama como el Papa Francisco, es de suponer que aprovecharán esta gran oportunidad para meditar y concretizar en una acción práctica orientada a la humanidad, que propicie una transformación real del modelo económico, político, cultural, religioso y social imperante.
Las desigualdades y marginalización se han incrementado en los últimos años a una velocidad tal que ya prácticamente solo existen dos capas sociales: pobres y ricos.
El incremento de la violencia, robos y atracos en muchos países del mundo está motivado en gran medida por la falta de oportunidades de trabajo entre los jóvenes, quienes en muchos casos no encuentran respuestas a sus necesidades más apremiantes.
El analfabetismo, la exclusión y la ausencia de una política aplicada desde el Estado que auspicie la integración de los núcleos más empobrecidos de la sociedad, deben ser entre otros los ejes temáticos de la agenda que abordarán el presidente Barak Obama y el PontíficeJorge Bergoglioen su encuentro en marzo próximo.
Ya la pobreza es promovida inclusive en vallas y videos publicitarios en una clara convicción del capitalismo de que los marginados de hoy están condenados a vivir para siempre en esas condiciones. Aunque hay quienes como el magnate financiero Bill Gates que apuesta a que en 20 años no habrá pobres en el planeta.
Ojalá que la extraordinaria difusión que tendrá en las estructuras mediáticas la reunión entre ambas personalidades mundiales, se corresponda con el nivel de propuestas y acciones concretas derivadas de las deliberaciones.
De esa forma, Obama quien hará su primera visita a la Santa Sede, estaría callando a sus críticos por haber recibido el Premio Nobel de la Paz en circunstancias que muchos entienden precipitadas y aún adelantadas.
Mientras tanto, aguardemos con atención lo que será sin duda uno de los acontecimientos más importantes del 2014 y del siglo 21.