KIEV, 14 Mar 2014 (IPS) - Crimea afronta una ola de abusos a los derechos humanos, con secuestros de periodistas y activistas, acoso a minorías no rusas y persecuciones de todo aquel que se considere simpatizante del proeuropeo gobierno de Ucrania, advierten organizaciones de la sociedad civil.
Según activistas, esa región autónoma ucraniana, ahora bajo control de facto de los militares rusos, vive una escalada de violencia y represión previo al referendo de este domingo 16, en el que decidirá su futuro.
Marina Tsapok, portavoz de la Asociación de Observadores de los Derechos Humanos en Ucrania, dijo a IPS: "Hay personas secuestradas y desaparecidas. La situación está empeorando, es completamente ilegal y prevemos aún más violencia, tanto antes como después del referendo".
Organizaciones de derechos humanos temen una ofensiva contra los potenciales opositores a la secesión de Crimea.
Las autoridades de la región han dejado en claro su deseo de integrarse a Rusia. El apoyo prorruso entre la población local –60 por ciento de la cual es de origen ruso– es fuerte.
La propaganda de Moscú contra el nuevo gobierno ucraniano –al que retrata como una entidad formada ilegalmente y liderada por fascistas y neonazis que quieren destruir el país– ayudó a fomentar no solo el sentimiento proindependencia, sino también la antipatía hacia los partidarios de una Ucrania unificada.
En manifestaciones realizadas el fin de semana pasado, activistas proucranianos fueron salvajemente golpeados por milicianos prorrusos.
En un incidente, más de 100 hombres reprimieron a un grupo de mujeres que realizaban una protesta pacífica frente a la sede de la Armada ucraniana en Simferópol, la capital crimea, contra la intervención militar rusa.
Muchos de esos episodios pasaron desapercibidos o sin castigar por parte de la policía, alimentando temores de que ahora los grupos prorrusos puedan violar los derechos humanos con total impunidad.
También hubo informes de prensa sobre ucranianos en Crimea que no querían salir de sus hogares por temor a que grupos prorrusos los atacaran.
Sin embargo, los crimeos proucranianos no son los únicos que padecen intimidación. Activistas y periodistas que intentan controlar la situación también son tomados por blancos.
El servicio de información Euromaidán, que cubre presuntos abusos a los derechos humanos, señaló que en los últimos días hubo una creciente cantidad de secuestros.
Euromaidán es el nombre como se conocieron las protestas proeuropeas en los últimos meses en el centro de Kiev.
Tsapok también dijo a IPS que el miércoles 12 se reportó la desaparición de cinco personas, que se cree fueron secuestradas. Cuatro de ellas eran activistas por los derechos humanos. La otra era un exoficial militar.
Apenas horas después, otras cinco personas, entre ellas periodistas y activistas, fueron encontradas con vida tras haber sido secuestradas.
Otros denuncian haber sido amenazados de muerte por intentar fotografiar a soldados y hombres armados enmascarados fuera de edificios militares y civiles.
Mientras, la minoría étnica más grande de la península, los tártaros, también están bajo amenaza. Se trata de un pueblo túrquico musulmán que vivió en la región durante siglos, hasta que fueron expulsados en 1944.
Más de 200.000 fueron enviados a campamentos de trabajo en Asia central cuando el líder soviético José Stalin los acusó de colaborar con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Casi 40.000 de ellos murieron durante los viajes.
Ciudadanos rusos ocuparon sus lugares en Crimea, y los tártaros solo pudieron regresar a la península cuando la Unión Soviética comenzó a desintegrarse, en los años 90.
Ahora representan aproximadamente 14 por ciento de la población crimea y, por su historia, muchos de ellos desconfían de Rusia.
Los tártaros denuncian que sus comunidades tienen cada vez más miedo a ataques de grupos de autodefensa prorrusos, que, sostienen, deambulan por las calles en la noche. Según ellos, en ocasiones al despertar se han encontrado cruces blancas pintadas en las puertas de sus viviendas.
Por temor han formado sus propios escuadrones de autodefensa, que controlan áreas con poblaciones tártaras, mientras que otros custodian mezquitas.
"Estos reportes sobre marcas en las casas de personas tártaras, o de que les retiran los pasaportes para usarlos en el referendo, además de los secuestros y otros abusos a los derechos humanos que estamos viendo, muestran cuán mal están las cosas. Y, por lo que podemos ver, solo están empeorando", dijo Heather McGill, investigadora de Amnistía Internacional, en diálogo con IPS.
Se prevé que el referendo respaldará la adhesión de Crimea a Rusia, con lo que el Kremlin tendrá firme control de la península. Esto plantea dudas sobre si las nuevas autoridades crimeas adoptarán la misma política de derechos humanos de Moscú, muy condenada por la comunidad internacional.
"Es muy difícil predecir cómo serán las cosas (en materia de derechos humanos) en Crimea si el resultado de la votación es en apoyo a integrarse a Rusia. Pero yo apostaría a que la situación será peor que ahora", dijo McGill a IPS.
Mientras, en Kiev, donde el nuevo gobierno ucraniano continúa trabajando con líderes de Occidente para hallar una solución a la crisis de Crimea, activistas por los derechos humanos temen lo peor para sus organizaciones socias en la península, así como para las perspectivas de las libertades civiles y los derechos básicos allí.
"Llegado el domingo, los rusos tomarán el control y su ejército probablemente cambiará todo el funcionamiento de Crimea. Solo puede haber más protestas y más violencia", dijo Tsapok a IPS.
Sin embargo, también llamó a los activistas por los derechos humanos y medios independientes en todas partes a garantizar que las violaciones a los derechos humanos en Crimea sigan siendo reportadas y vigiladas.
La semana pasada, a punta de pistola, se les impidió a observadores internacionales de derechos humanos ingresar a Crimea. Miembros de unidades locales de "autodefensa" que controlan las carreteras de entrada a la península obligaron a retroceder a un equipo de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa.
La situación en Crimea "afecta a todos. Es la actual frontera entre la legalidad y el caos, entre las noticias y la propaganda, entre la civilización y el salvajismo medieval", dijo Tsapok.
"Les digo a todos mis amigos: por favor, divulguen información sobre la situación en Crimea, sobre las golpizas a periodistas, el secuestro de activistas de la sociedad civil, el ‘referendo' a punta de pistola. La gente no debería permanecer indiferente; mañana estas cosas terribles le pueden pasar a alguien más", añadió.