Washington, 19 mar (PL) La administración del presidente Barack Obama está hoy ante la disyuntiva de imponer sanciones adicionales a Rusia para complacer a los sectores más conservadores en Estados Unidos o evitar una confrontación contraproducente con Moscú, estiman expertos.
Después que Obama bloqueó bienes en Estados Unidos de ejecutivos de Moscú y del destituido presidente ucraniano Víktor Yanukóvich, la Casa Blanca amenaza ahora con imponer sanciones adicionales contra el Kremlin por oficializar la reintegración de Crimea y Sebastopol a su territorio.
Entre las opciones que evalúa Washington está el envío de tropas terrestres a la región del Báltico, bajo el pretexto de la realización de ejercicios con sus aliados en la región, bajo la égida de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
En ese sentido, el vicepresidente Joseph Biden señaló ayer que Washington analiza un eventual incremento del alcance de la cooperación militar e incluso otorgar la ayuda bélica solicitada por el gobierno instaurado en Kiev tras el derrocamiento por la fuerza del presidente Víctor Yanukovich.
Por ahora la línea de Obama es centrarse en medidas económicas y diplomáticas que aflojen las tensiones en Ucrania, señaló el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, quien rechazó las continuas críticas en el Congreso y de medios de prensa estadounidenses a la estrategia de Obama en el conflicto.
Pero en esta situación están en peligro muchas áreas de interés para ambos países, como es el caso de la exploración espacial, en la que el acceso a la Estación Internacional depende en gran medida de los cohetes portadores rusos, señala hoy Peter Bakermarch, articulista del diario The New York Times.
Además, las tropas estadounidenses que regresan de Afganistán atraviesan una parte del espacio aéreo ruso, mientras los servicios de inteligencia de ambos países comparten información de interés sobre organizaciones terroristas que amenazan a los dos.
Por ello, a pesar de la retórica política, diplomáticos de Moscú y Washington negocian desde la semana pasada con el fin de evitar un empeoramiento de los vínculos bilaterales, añade Bakermarch.
Tras la caída del Muro de Berlín en 1989, los dos países lucharon por reemplazar su rivalidad con una nueva forma de asociación y a pesar de algunas rupturas, como las disputas en torno a las invasiones contra Kosovo e Irak, ambos retornaban a su difícil punto de equilibrio, añade Bakermarch.
Pero después del golpe de estado en Ucrania y la respuesta de Putin, parece acercarse una nueva era, mucho más peligrosa, que puede llevar a un período sostenido de confrontación, difícil de superar como en otras ocasiones.
En ese sentido, la exsecretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton, señaló este martes en Montreal, Canadá, que el actual enfrentamiento entre Moscú y Washington significará un resurgimiento de la llamada Guerra Fría, afirmación que rechazan otros expertos.
No es una nueva Guerra Fría, pero tampoco la relación a la que aspiraba Washington tras la caída de la Unión Soviética, señala Andrew Kuchins, especialista en temas sobre Rusia en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, tanque pensante con sede en esta capital.
"Me resulta difícil imaginarme un posible retorno a la situación en que estaban los vínculos entre Estados Unidos y Rusia antes de esta crisis, al menos mientras Putin esté en el poder", añade Kuchins.rc/rgh