<b>Setecientos dominicanos
han sido repatriados en lo que va de año desde diferentes naciones, 387 de
ellos desde Estados Unidos donde cumplieron condenas por la comisión de
diversos delitos. Las demás repatriaciones se produjeron desde España, de donde
llegaron 69 que estaban en prisión por diversos hechos, 93 desde Puerto Rico,
Panamá, Venezuela, San Martín, Aruba y Curazao.</b>
Otros 151 vinieron de
Francia, Italia, Suiza, Portugal, Alemania y otras naciones europeas, y la
mayoría de ellos estaba residiendo de forma ilegal; otros por haber delinquido
en otras ramas delictivas. Las retirada forzosa de dominicanos del exterior,
llevan este año un ritmo acelerado en comparación con el 20l3, este año 2014
han aumentado en un 48 por ciento.
Las cifras fueron
publicadas por el vespertino El Nacional en su edición del domingo 23 de marzo
de 2014, sin citar fuentes, pero son reales.
Llama la atención que
una buena parte de esos casos provienen de ciudades europeas, principal destino de los criollos que
abandonan el país y Estados Unidos en busca de mejorías. En Europa, existen
mujeres profesionales de diferentes ramas desempeñando labores domésticas o
trabajando en tiendas. Las de menos niveles se desempeñan trabajando en salones
de belleza, cuidando viejitos o como bailarinas en los centros de diversión,
entre otras actividades.
La meta es sobrevivir a
cualquier costo, menos regresar a Santo Domingo a sufrir a causa de la mala
situación económica y los desatinos de la política social aplicada por algunos
de nuestros gobernantes.
En lo que respecta a
los hombres, una buena cosecha se de ellos se dedica a delinquir y a formar gangas
para asaltar a indefensos ciudadanos e involucrarse en el trasiego del
narcotráfico. Cientos de estos hermanos purgan condenas en cárceles europeas.
Otros han sido expulsados luego de cumplir penas criminales.
En Europa se encuentran
muchos dominicanos que han sido repatriados por iguales motivos desde los
Estados Unidos. No retornan a territorio norteamericano porque si los atrapan
de nuevo les echan diez o quince años de prisión, de manera que hacen sus
arreglos en República Dominicana para entrar a España, Australia, Italia,
Portugal, Alemania, y otras urbes europeas, con documentos falsos adquiridos
mediante una alta inversión en manos de redes nacionales experimentadas.
Miles han sido
repatriados de Estados Unidos por droga, asesinato, falsificación, violación,
secuestro, y otros delitos. A su llegada
al país, los ex presidiarios son registrados en un departamento especial para
personas deportadas desde diferentes destinos y supuestamente son “vigilados”
de manera discreta.
Estos ciudadanos repatriados,
que emigraron del país en busca del llamado “sueño americano”, tienen pocas
posibilidades de encontrar trabajo en las empresas públicas y privadas. Si lo
logran es porque tienen que pagar para que le borren la ficha delictiva y le
otorguen un certificado de No Delincuencia al vapor o alguna influencia. Unos
logran plazas en las empresas de zonas francas por el idioma. Otros se dedican a
atracar y a prestarse como sicarios al servicio del crimen organizado. Nadie
los acepta como ciudadanos ni confía en ellos. Los ven como una epidemia,
un lastre social contagioso, unos
degenerados sociales. Solo sus familiares más cercanos se los admiten y los
personan.
Continuarán llegando
más dominicanos como deportados. Son los reales resultados de las malas acciones,
de las traiciones, de sus propios errores, de sus ambiciones sin límites de
hacer fortuna y vivir como príncipes para satisfacer fantasías y ambiciones, y
vivir haciendo bultos en la sociedad. Es lamentable, pero se trata de una
novela llena de capítulos ilimitados.