La felicidad es el desarrollo de nuestras facultades, el ser humano necesita ser lo que es y necesita su intelecto ¿Por qué? Su naturaleza es buscar, no contentarnos con lo que sin pensar hallamos, con lo que ya es y está ahí, cuanto nos es dado. Necesitamos meditar, filosofar…querer ser lo que no se es, creer que basta pensar en algo que nos parece óptimo para que debamos aceptarlo, no advirtiendo que la estructura esencial del humano es incanjeable, lo cual limita nuestro deseo.
Oí decir a un pastor, predicando la palabra de Dios : “la libertad es para vivirla y ejercitarla conforme al valor y propósito para lo cual nos fue dada”. Así las cosas la libertad habría reinado en la Alemania de Hitler y la Rusia de Stalin para sus propósitos; y la tierra seguiría siendo el centro del universo y estaría inmóvil… La libertad de pensamiento no puede ser limitada a ningún propósito, pues como decía Miguel de Unamun “A menos pensamiento, pensamiento mas tiránico y absorbente”. El pensamiento debe ser autónomo no admitiendo ninguna verdad que él mismo no se fabrique.
La meditación sobre un tema cualquiera aleja inevitablemente al meditador de la opinión recibida.
¿Cómo sabemos de la existencia de Dios? Pues hasta hoy no se nos hizo presente; por su esencia misma nunca está presente para el conocimiento, es distante e incomparable con todo ser mundano. Pero sentimos que el mundo no se basta a si mismo, grita que le falta algo y nos obliga a meditar. Ese algo es Dios que no se nos ha hecho presente, pero acaso mañana se manifieste ante nosotros.
Creemos firmemente en su existencia, pero ¿Cómo es Dios, que quiere Dios? Según la biblia Dios es nuestro creador, Dios es eterno, inmortal, infinito, inmutable, absolutamente digno de confianza y fidedigno; inigualable y perfecto, imparcial, omnipotente, omnipresente; omnisciente: que lo conoce todo, pasado, presente y futuro; es justo, nuestros pecados fueron puestos sobre El para que de esta manera fueran perdonados.
Dios quiere que le temamos, que le sigamos, que lo amemos, que le sirvamos, que le rindamos culto. Solo Dios es Dios y por eso es el único digno de toda gloria y alabanza ¿porqué es tan importante que solo Dios recibe toda la gloria y porqué ordena que así se haga? ¿Es Dios un megalómano?
Cada época agrega, modifica o interpreta diferente la palabra de Dios. Como el infierno, que sigue terrible, ya no es el mismo de la edad media.
Para cumplir con los designios de Dios y no ser castigados con el terrible infierno, según los predicadores, necesitamos tener templos y un ejército de sacerdotes para predicar su palabra y realizar todas las alabanzas y cultos necesarios para la salvación del alma.
El infierno tiene un fin persuasivo aquí en el mundo pero en la otra vida una vez se es condenado ¿que se persigue además de dar sufrimiento eterno? Nada más, solo sufrimiento y más sufrimiento, tortura eterna ¿venganza? El fin de un castigo mundano (la cárcel por ejemplo,) no es solamente el castigo en sí, sino mejorar la conducta del castigado para que pueda ser reintegrado a la sociedad, eso parece más justo y caritativo.
En este contexto recordamos la figura de Marción, el primer gran heresiarca del cristianismo que parte de una conciencia hipersensible para el carácter de limitación, de defecto, de insuficiencia adscripto a todo lo mundano. Por eso no admite que el verdadero y supremo Dios tenga nada que ver con el mundo. De otro modo quedaría contaminado moral y ontológicamente con la imperfección y limitación de éste. De aquí que, según él, no pueda ser el supremo y auténtico Dios un creador del mundo, sería entonces creador de lo insuficiente, por tanto, él mismo insuficiente, y buscamos frente al mundo, la perfecta suficiencia.
Crear algo es al cabo –Marción interpretado por Ortega y Gasset- contaminarse con lo creado. El Dios creador es un poder segundo, es el Dios del Antiguo Testamento, un Dios que tiene mucho de mundano, Dios de la justicia y Dios de los ejércitos, lo cual supone que está referido indisolublemente al crimen y la lucha. En cambio el verdadero Dios no es justo, es simplemente bueno, no es justicia, sino caridad, amor. Existe eternamente ajeno al mundo y ausente del mundo, en absoluta distancia de él, intacto de él. Por lo mismo que es absolutamente otro que el mundo, lo compensa y lo completa de no tener que ver con el mundo, lo salva. Y esta es para el gnóstico la obra más altamente divina: no crear el mundo (el mal), sino al contrario “descrearlo”, anular su maldad constitutiva, es decir, salvarlo.
Este Dios caritativo y amoroso que nos salva sin someternos a una prueba de vida y que no pide ningún tipo de culto o alabanza, no necesita representación en este mund pastores, sacerdotes, guías espirituales….
Marción fue declarado por la iglesia como “primogénito de Satán”. No se piense que hemos hecho una confesión de Marcionismo… solo pensamos, meditamos.