¿Se puede hacer una obra de gran impacto social, económico y medioambiental con calidad y eficiencia al menor costo para Estado?
Es una de las grandes lecciones del nuevo pueblo de Boca de Cachón, 546 viviendas para familias rurales con un componente de obras complementarias de infraestructura de la que no dispone ninguna urbanización de clase media o alta en la República Dominicana, a un costo de 24.4 millones de dólares (mil cincuenta y ocho millones de pesos).
En el discurso de entrega de la obra el ministro Administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, expresó que “en un primer momento nos pusimos a pensar en cómo construir el nuevo pueblo, estudiamos las ofertas que nos hicieron firmas privadas extranjeras, que nos ofrecían modelos parecidos, incluso menos completos, con un costo de 184 millones de dólares (siete mil novecientos ochenta y seis millones de pesos).
Boca de Cachón le costó al Gobierno una octava parte de lo que habría invertido, con el método tradicional, que habría licitado la obra para que la ganase una gran empresa nacional o internacional, que con la supervisión adecuada habría realizado un gran trabajo, pero a un costo muy alto para un país que tiene que financiar la mitad de su presupuesto con endeudamiento.
¿Cuántas obras de infraestructura nos han quedado por ahí quizás no prioritarias pero de todas formas importantes que pudieron hacerse por una cuarta parte de lo que han costado?
La lección es para asimilarla: 546 viviendas de 72.24 metros cuadrados, con tres habitaciones en blocks de 6, techadas de aluzinc insulado para aislar el calor y garantizar una temperatura interior agradable. Cada vivienda dotada de un baño completo y de una cocina amueblada, y un patio con 475 metros cuadrados con riego por goteo para hortalizas.
Con excepción de bar, gallera, bancas deportivas y de loterías, que de todas esas cosas se necesitan en un pueblo, en Boca de Chacón no faltó nada por edificar: un cuartel de policías, uno de bomberos, una clínica de atención primaria, un puesto de Cruz Roja, un juzgado de paz, una funeraria y un cementerio.
Una iglesia católica, un templo evangélico, un centro comunal, las oficinas del ayuntamiento y locales para bodegas, pequeñas tiendas y farmacia, así como dos canchas mixtas, un área de juego infantil y un asilo de ancianos.
En el plano de la educación, ahí es que Boca de Cachón queda adelante: una estancia infantil, de las cincuentas que se levantarán a nivel nacional, una escuela básica e intermedia, equipada con comedor y cocina para el modelo de tanda extendida. El tipo de bachillerato será técnico, es decir que los egresados saldrán preparados para insertarse en el mercado laboral mientras realicen otros estudios. Dispondrán de una biblioteca con internet, tendrán tarifa fija de electricidad y energía 24 horas.
Pero cada uno de los parceleros de Boca de Cachón serán asentados por el IAD en un proyecto agrícola cercano con el auxilio técnico, tecnológico y financiero necesarios para producir distintos rubros, es decir que los que allí habitan se han despedido de la pobreza y ojalá que sea para siempre, porque el gran desafío es que el modelo funcione, proyectando una nueva ruralidad.
El de Boca de Cachón era el más grave de los cuadros de desolación de la expansión del Lago Enriquillo que minó el subsuelo de sus viviendas y tomó sus terrenos de cultivos.