Según investigadores de Universidad McGill de Canadá, “la música funciona como un amplificador de las emociones”.
Por Miriam Robles Yáñez
“La música es la fisioterapia del mundo”. Estas son las palabras que empleó uno de los habitantes de Candeal, un barrio pobre del estado de Bahía, en Brasil. El artista Carlinhos Brown ha logrado mejorar las condiciones de vida del lugar donde nació.
Para llevar a cabo este desarrollo e inculcar valores educativos, comunitarios y pacíficos, Carlinhos se sirvió de un arma poderosa: la música. Además de la Asociación de Acción Social Pracatum, a través de la creación de la primera escuela de música de Brasil y del espacio musical Candyall Gueto Square, el cantante ha logrado su objetivo: sustituir las armas por instrumentos. Y es que, aunque queda camino por recorrer, en Candeal ya no se respira violencia, sólo ritmo.
Según investigadores de Universidad McGill de Canadá, “la música funciona como un amplificador de las emociones”. Esto se debe a que, al escuchar música que les gusta, las personas segregan grandes cantidades de dopamina, el neurotransmisor que produce placer.
A lo largo de la historia, son muchos los artistas que han empleado este medio tan atractivo para transmitir valores pacifistas, y han logrado crear conciencia de los numerosos problemas de desigualdad y violencia que asolan el mundo. John Lennon o Bob Marley son dos de los muchos artistas que dejaron huella por sus melódicos mensajes de paz.
Sin embargo, la música no fluye sin obstáculos. Ni siquiera en el barrio de Candeal, donde debido a su escasa violencia ha comenzado a ser ocupado por personas con mayores ingresos, que protestan por el alto nivel de ruido que desprenden sus calles, lo que algunos consideran que los despoja de su seña de identidad: la música.
En España, esta expresión artística también es motivo de debate debido a la nueva reforma educativa propuesta, en la que la asignatura de música, antes obligatoria, pasará a ser optativa en competencia con una segunda lengua extranjera. Tal situación está suscitando protestas debido a que la educación musical conlleva numerosos beneficios educacionales, y los docentes afirman que este tipo de enseñanzas están entre los principios de la UNESCO.
Además se está viendo afectada por las restricciones y penalizaciones que ha establecido el Gobierno en contra de la música en la calle.
No atribuyamos a la música un valor menor del que posee, pues además de llenar nuestras vidas de placer, es un gran instrumento social. En palabras del psicólogo Antoni R. Fornells “si das con algo a lo que nadie puede sustraerse, que logra disparar la euforia y que activa algunos mecanismos motores, tienes una herramienta inmejorable para aglutinar grupos sociales”.
Miriam Robles Yáñez
Periodista
ccs@solidarios.org.es
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