El discurrir…
Abunda el atardecer…
se agotan los días…
mengua el deseo…
declina la vida
escasas se hacen las esperanzas…
Saciedad…,
tu momento…, ¿algún día se llegará?
Quizás se haga realidad, pero
¿no es una seguridad?
dejemos transitar la cotidianidad…
fluya la espontaneidad…
Quien se desespera
no consigue ver llegar lo que quiere
las emociones se alteran
se agitan los corazones.
Prefiero esperar lo que anhelo
pago el precio por lo que quiero
provoco circunstancias
se pactan a mi sentir
elijo no huir de mis conscientes pretensiones
trato de dominar mis emociones
en la misma proporción que
me dicta el corazón.
Reposo la quietud de la calma que construyo
no hay renuncia a lo difícil…
gozo en la plena manifestación que me llena
poseo mis debilidades, lucho por superarle.
Abundan los que pretenden avasallar
la injusticia me indigna, satura mis sentidos
tenemos que alcanzar un mejor y digno bienestar…
se puede lograr, hay que accionar…
amar sin descansar, recompensas no esperar.
El reflejo del alma se hace manifiesto, sin necesidad de inventos.
Autor: Cesáreo Silvestre Peguero