Luis Carlos Fernández advierte que con ello se estafa a los consumidores
PLAYA DORADA, Puerto Plata.-Las autoridades deben poner freno a un etiquetado engañoso que ha contribuido con un deterioro progresivo de la producción lechera nacional, y ha perpetuado una estafa a los consumidores, consideró aquí Luis Carlos Fernández Yangüela, vicepresidente de la Asociación Dominicana de Productores de Leche (APROLECHE).
“La mayor parte de los países prohíben la rehidratación de leche, pero en nuestro país esto se autorizó durante anteriores administraciones de gobierno, y a esta leche se le denominó reconstituida, para seguir camuflageando el engaño al consumidor, al igual que el queso con la palabra sucedáneo”, se quejó el también productor ganadero.
Fernández Yangüela participó con uno de los temas que concitó mayor atención de la concurrencia al Segundo Congreso Nacional de Productores de Leche, que durante tres días se celebró aquí. Habló sobre “Etiquetado e Institucionalidad, parte de las políticas públicas”, en el que también tomaron parte la directora de ProConsumidor, Altagracia Paulino, y Anina del Castillo, viceministra de Industria y Comercio.
Consideró que la violación a las normas del etiquetado, en especial la Nordom 53, sobre el rotulado de alimentos, permite que se ofrezcan en el mercado un conjunto diverso de bebidas lácteas y quesos que resultan de preparaciones a base de suero lácteo para la leche líquida y de proteínas extensoras para el queso.
Denunció que lo mismo sucede con la leche evaporada, que se ha permitido etiquetar como tal a preparaciones que no son el producto de la evaporación de la leche fresca, como establece la norma dominicana.
“Uno de los principales escollos en la falta de cumplimiento de la Nordom 53 o Normas del Etiquetado es la complicidad de algunos funcionarios públicos, que actúan en componenda y acorde con esos procesadores, acostumbrados a tener como norma el engaño sostenido a un pueblo ingenuo y pisoteando a un sector trabajador, que lucha por su crecimiento económico y por una autosuficiencia lechera justa y una nación con una verdadera seguridad alimentaria”, se quejó Fernández Yangüela, ex presidente de Aproleche.
Explicó que en la década de los años ’90 se introdujeron en el país los famosos extensores o compuesto denominado renina caseína, que mezclado con agua y grasa vegetal produce una masa parecida al queso que se puede vender como tal o mezclado con queso verdadero y se etiqueta como si fuera queso, pero que realmente es una imitación.
“A esta imitación de queso se le ha querido nombrar con una palabra poco conocida en nuestro lenguaje coloquial, como sucedáneo y lo que es más, que en vez de llamarle sucedáneo de queso lo nombran y lo venden como queso sucedáneo, siendo esto un verdadero engaño a los consumidores”, dijo Fernández Yangüela, ex presidente de la Federación de Ganaderos del Cibao y el Nordeste (Fegacibao).
Respuesta oficial
Al responder las críticas hechas por Fernández Yangüela, la viceministra de Industria y Comercio Anina del Castillo explicó que “todos ustedes (refiriéndose a los productores de leche) llevaron a ese ministerio la posición de que no se llamara sucedáneo, sino imitación de queso”.
Recordó que el año pasado Industria y Comercio tenía 54 normas de calidad del sector lácteo, de las que 53 estaban vencidas, lo que significa que tenían más de cinco años que no se revisaban.
“Nosotros como ustedes hemos hecho un trabajo arduo como Estado. La mejor forma de verlo es en lo que se ha avanzado en la regularización de la norma”, dijo.
El Ministerio de Industria y Comercio encabeza la Meta Presidencial de la Calidad, amparado por la ley 166-12, por lo que tiene el deber de trabajar para que la industria láctea nacional aplique mayor medida de calidad en sus procesos de producción.
La directora de ProConsumidor, Altagracia Paulino, consideró que procede realizar un monitoreo o estudio para devolver la confianza a la población por el caso de los quesos, y más después que se denunciara que algunas marcas contienen gérmenes extraños.
La funcionaria felicitó a Aproleche y Conaleche “por su constante preocupación a favor del etiquetado”.