Tiene sentido el esfuerzo que hace el gobierno para instalar en el país el servicio de llamadas 911.
Por Manuel Vólquez
Tiene sentido el esfuerzo que hace el gobierno para instalar en el país el servicio de llamadas 911.
Esa iniciativa tiene su importancia porque completaría el Plan de Seguridad Ciudadana que tanto dolor de cabeza está provocando a la población por el crecimiento incontenible de la delincuencia y la inseguridad que impera actualmente.
El sistema de llamadas 911 es un servicio de alta prioridad para el país, sobre todo cuando necesitamos con urgencia la presencia de la Policía, los bomberos, una ambulancia, de los de los técnicos en electricidad, y de otros organismos de socorro.
Se ha dicho que el programa incluye la instalación de cámaras en las calles para detectar acciones delictivas, proceso que implica una vigilancia extrema durante 24 horas que se complementa con el patrullaje policial y militar.
Se ha anunciado que la Policía y demás instituciones involucradas en este ensayo cuentan con vehículos, altas tecnologías y el personal adiestrado para salvar a la ciudadanía frente a las acciones de los antisociales.
Si es así, entonces estaremos transitando por el camino correcto. Tenemos malas experiencias respecto a estas cosas. En la actualidad, resulta una odisea lograr que la policía o los bomberos lleguen a tiempo, cuando son llamados de emergencia.
No es posible obtener el servicio de una ambulancia de una institución del Estado cuando se presentan casos urgentes, debido a que hay que llenar unos trámites burocráticos y en el peor de los casos siempre están averiadas.
Infiero que a partir de ahora las cosas tendrán otro color porque, según las autoridades, se dispondrá de un personal bien entrenado (espero que sea bilingüe) que estará 24 horas sirviéndole a la población.
Un servicio de este nivel implica la interconexión simultánea entre las instituciones que trabajarán con el sistema 911. Es decir, cuando se haga una llamada de emergencia, inmediatamente deben acudir a ella la Policía, los bomberos y una ambulancia, como ocurre en los países más organizados. Es la mejor fórmula de sacar provecho a esa asistencia.
Además, el personal deberá hablar menos al tomar datosy actuar más rápido para salvar vidas a tiempo y también debe ser amable con la ciudadanía. Muchas veces nos encontramos con personas groseras, de mal humor y descortés, ocupando la posición de recepcionistas.
Todos debemos apoyar esta iniciativa, que se inscribe dentro de los esfuerzos de las autoridades por modernizar a la nación y protegerla de la delincuencia aberrante que está convirtiendo a la República Dominicana en un infierno, al extremo que a nivel internacional lo sitúan como una nación insegura para el turismo y la inversión.
.