Las autoridades de Turquía reportaron este miércoles 238 muertos en el desastre minero causado por una explosión que derivó en un incendio. Han informado además que unos 400 obreros e ingenieros siguen atrapados bajo la tierra mientras que el tiempo se acaba para su rescate.
Las esperanzas de salvar la vida de alguno de ellos es escasa, ha dicho el ministro turco de Energía, Taner Yildiz, quien lamentó que el balance de victimas pueda seguir aumentando.
"Estamos entrando en una fase crítica. A medida que el tiempo pasa, nos dirigimos muy rápido a un desenlace desfavorable", advirtió el funcionario, que dio parte de 80 heridos entre los rescatados, cuatro de ellos, graves.
Muchos de los mineros lograron escapar, pero otros quedaron atrapados en una zona aislada, explicó a la agencia AFP un responsable de la mina que prefirió guardar anonimato.
"El balance de muertos, que ya es muy alto, se está acercando a un nivel muy inquietante. Si ha habido alguna negligencia, no vamos a hacer la vista gorda. Haremos todo lo necesario, incluyendo medidas administrativas y legales", agregó el ministro.
Durante la noche, cientos de socorristas fueron sacando poco a poco a los heridos, muchos de ellos, aquejados por problemas respiratorios. A su alrededor, cientos de colegas y familiares esperaban angustiados noticias de sus allegados.