Los sectores vinculados a la corriente nacionalista y de manera preponderante a la Fuerza Nacional Progresista que lidera el influyente abogado Marino Vinicio Castillo (Vincho), han sido los que tradicionalmente han llevado al plano público esos argumentos, reflexionando mayormente sobre la masiva presencia de haitianos en el país.
Por Manuel Díaz Aponte
El prolongado y acalorado debate que ha generado todo el proceso posterior a la Sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional (TC) que ratifica procedimiento para el establecimiento de los mecanismos migratorios en el país, y más recientemente con la introducción por el Poder Ejecutivo de una Ley de Naturalización, la República Dominicana se coloca en el epicentro en cuanto a reflexiones sobre temas fronterizos, seguridad, nacionalidad y soberanía que podrían incidir en los próximos comicios generales
En consecuencia, sería la primera vez que en unas elecciones presidenciales los dominicanos escuchen planteamientos relativos a nuestra seguridad ciudadana y específicamente en lo que tiene que ver con el tema de las relaciones domínico-haitiana.
Los sectores vinculados a la corriente nacionalista y de manera preponderante a la Fuerza Nacional Progresista que lidera el influyente abogado Marino Vinicio Castillo (Vincho), han sido los que tradicionalmente han llevado al plano público esos argumentos, reflexionando mayormente sobre la masiva presencia de haitianos en el país.
Ahora parece que todos nos envolvemos en las discusiones a tal extremo que podrían estar presentes en las propuestas discursivas de los aspirantes a conducir los destinos nacionales a partir del 20 de agosto del 2016.
Faltando todavía dos años para la realización de los comicios generales del 20 de mayo del 2016 y ante el impulso del debate que ya promueven los precandidatos presidenciales de las principales fuerzas políticas, sería muy difícil evadir esos asuntos.
Durante décadas la seguridad fronteriza se mantuvo bajo un hermetismo entre las autoridades dominicanas, que con poca frecuencia la abordaban por lo menos públicamente.
El tráfico humano, de drogas y mercancías es hoy en día una realidad social que perturba a los países divididos por franjas fronterizas, como República Dominicana y Haití.
Así velar y proteger los casi 300 kilómetros de extensión del área de la frontera requiere de un personal debidamente adiestrado y equipado.
Tras la Sentencia del Tribunal Constitucional muchos dominicanos empezaron a ver con preocupación el auge migratorio de haitianos hacia nuestro territorio.
La reciente encuesta de la Penn Schoen and Berland observa que la mayoría de la población percibe un deficiente control fronterizo. El 53 por ciento de la población considera que la Dirección General de Migración ha actuado mal o muy mal en relación con el tema haitiano.
También el estudio señala que un 73 por ciento cree que el Ejército Nacional controla mal o muy mal el ingreso de haitianos por la Frontera.
La iniciativa legal introducida por el presidente Danilo Medina al Congreso Nacional es un serio esfuerzo por armonizar las relaciones migratorias de extranjeros, especialmente con los haitianos que ahora será conocida por los senadores luego de que la Cámara de Diputados la sancionara favorablemente en dos lecturas consecutivas y con carácter de urgencia.
Control Fronterizo
Como forma de preservar el área fronteriza, el presidente de la República, Danilo Medina, ha dispuesto un mayor reforzamiento y equipamiento del personal que conforma el Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza (Cesfront), que comanda el general Santo Domingo Guerrero Clase.
La medida busca evitar la entrada ilegal de indocumentados, según dijo a los periodistas el ministro de Interior y Policía, José Ramón Fadul.
Asimismo a los ciudadanos haitianos que cada semana participan en los mercados binacionales se les dotarán de un documento, para que puedan retornar a su país.
Es necesario que las autoridades dominicanas preserven las disposiciones de seguridad en la zona fronteriza aunque para ello tengamos que realizar esfuerzos económicos y estratégicos.
Ningún país del mundo puede permitir el ingreso de ilegales a su territorio especialmente en una época como la actual, donde el crimen organizado y las acciones vandálicas toman cada vez más fuerza.
La preservación de nuestro territorio debe estar por encima de cualquier sacrificio que como nación debemos asumir.
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