El grupo islamista ha respondido al compromiso multinacional de atacar sus bases.
Por Ini Ekott/IPS
ABUJA, 21 May 2014 (IPS) – La explosión de varios coches-bomba mató el martes 20 a decenas de personas en la ciudad de Jos, en el centro de Nigeria, apenas cuatro días después de que cinco gobernantes de África occidental se comprometieran a librar una "guerra" contra el grupo radical islamista Boko Haram, en una cumbre celebrada en Paris.
Ni los últimos atentados ni la cumbre del sábado 17 en la capital francesa ayudaron a aplacar el resentimiento que existe en Nigeria contra el gobierno, por la indiferencia inicial que mostró ante el secuestro de 276 alumnas en la escuela secundaria de la ciudad de Chibok, en el nororiental estado de Borno, el 14 de abril.
Aún no se sabe con exactitud el número de las víctimas del atentado en Jos, pero un funcionario de emergencia dijo a IPS que la cifra es "masiva". Algunos dicen que habrían muerto unas 200 personas, dado que las bombas explotaron en un mercado. Nadie se atribuyó todavía la responsabilidad del hecho, pero se sospecha que sea obra de Boko Haram.
La población tiene pocas expectativas de que se produzca un triunfo rápido sobre Boko Haram y muchos sienten en Abuja que las conversaciones en París ofrecieron pocas esperanzas en la búsqueda de las adolescentes secuestradas.
"La amarga verdad es que la situación que amenaza sus vidas es manejada como una irritación por quienes debería importarle", sostuvo por Twitter el lunes 19 Oby Ezekwesili, exministro de Educación y líder de una sentada de protesta diaria en esta capital. "Por amarga que sea de aceptar, la verdad es que quienes deben encontrarlas siguen despreciando la agonía de sus padres", planteó.
Tras más de un mes de búsqueda, aún no existen pistas sobre el paradero de las secuestradas, pese a que se cuenta con apoyo de la inteligencia de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña e Israel.
Pero la presión es cada vez mayor para el gobierno, ya que la violencia no hace sino aumentar.
Al menos cuatro personas murieron el 18 de este mes en otro atentado con bomba en el noroccidental estado de Kano, que también se sospecha es obra de Boko Haram. El último ataque del grupo extremista en la zona se había producido en 2012.
La explosión, en un concurrido bar de un área de mayoría cristiana, hizo temer que los insurgentes puedan estar desplazándose de su bastión en el estado de Borno, que se encuentra casi 600 kilómetros al este del estado de Kano.
Grupos activistas realizarán una marcha este jueves 22 hasta las oficinas del presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, donde le presentarán una lista de reclamos. Entre otras cosas, exigirán mayor compromiso de las autoridades con las familias de las niñas secuestradas y más seguridad en los bastiones de Boko Haram, según supo IPS.
El grupo radical, cuyo nombre significa ‘la educación occidental está prohibida', ataca con frecuencia a escuelas, símbolos del Estado, iglesias y mercados en su campaña para crear un estado islámico.
El presidente Jonathan recibió críticas generalizadas por su manejo de la crisis. La propia Nigeria ha sido acusada de no haber tomado la campaña contra Boko Haram con la seriedad suficiente hasta el secuestro de las adolescentes en Chibok.
"El gobierno y el establecimiento militar deberían reconocer con sinceridad que los fondos destinados a la defensa y la seguridad no se utilizaron con el propósito de construir un ejército capaz de hacerle frente a la amenaza de Boko Haram", afirmó a IPS el analista Benson Eluma, del Instituto de Estudios Africanos en la Universidad de Ibadan.
La cumbre de París fue el primer esfuerzo público fuera de África realizado para unir a varios países en contra de Boko Haram, que ahora es considerado una amenaza para África occidental y central.
Los presidentes de Nigeria y de sus vecinos Benín, Camerún, Chad y Níger se comprometieron a compartir información de inteligencia sobre Boko Haram, vigilar las fronteras comunes y coordinar acciones conjuntas contra el grupo, entre ellas una plataforma de inteligencia que se ubicará en Chad.
En la actualidad Nigeria mantiene una fuerza militar multinacional en la zona de la cuenca del lago Chad, próxima al estado de Borno. Los soldados proceden de todos los países fronterizos, con la excepción de Camerún.
Uno de los principales desafíos de Abuja sigue siendo su frágil relación con Yaundé, que acumula décadas de fricción territorial. Camerún es visto por el gobierno de Nigeria como un escondite estratégico para los insurgentes que huyen de las redadas en territorio nigeriano.
Nigeria mantiene un acuerdo con Níger y está negociando otro con Chad para permitir que las fuerzas nigerianas crucen a los países vecinos en busca de insurgentes, pero no hubo un entendimiento similar con Camerún.
A pesar de las limitaciones percibidas, se espera que la cumbre de París sea un punto de inflexión en la lucha contra Boko Haram.
"Demostramos nuestro compromiso con la adopción de un enfoque regional. Sin la unión de los países de África occidental no podremos aplastar a los terroristas", declaró Jonathan.
Por primera vez desde que comenzó la insurgencia hace cinco años, el presidente reveló la cifra oficial de víctimas mortales. Según Jonathan, unas 12.000 personas perdieron la vida por la crisis, más del doble de las 5.000 que se creía en un principio.
La cumbre, convocada por el presidente francés, François Hollande, también planteó la preocupación de que África sea incapaz de resolver sus problemas.
El organismo continental, la Unión Africana, mantuvo silencio sobre la crisis de Boko Haram y las adolescentes raptadas. Sin embargo, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental, el organismo regional, declaró su determinación de luchar en conjunto contra el grupo terrorista.
Más allá del origen de la asistencia, toda decisión para llegar a una solución duradera contra Boko Haram no puede darse totalmente a través de la fuerza militar bruta, opinó Eluma.
El líder del grupo extremista, "Abubakar Shekau y Boko Haram personifican todo lo que está mal en nuestra sociedad", aseguró.
"Nuestro odio a la diferencia, nuestra discriminación contra las niñas y las mujeres, el estado abominable de la educación en el país, la permeabilidad de las fronteras, la complicidad de los agentes del Estado en el debilitamiento estatal y de la población, la instrumentalización política y social de la violencia en Nigeria… lo cual nos hace vulnerables a cualquier mal viento que sople desde lugares distantes", detalló el analista.