Al escuchar al expresidente Leonel Fernández hablar el otro día sobre liderazgo y antorcha, me resultó chocante ver como este político, al que le debemos tanto, y quien mucho nos debe, se exprese en forma tan arrogante al insinuar que él es el único líder del Partido de la Liberación Dominicana y del país, y que por ahora, nadie puede intentar arrebatarle ese liderazgo.
Marc Santana/ Periodista
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Estoy muy de acuerdo con el doctor Leonel Fernández en el sentido de que un líder debe pasar por un proceso de formación y que no se hace de un día para otro. La historia de formación de los grandes líderes mundiales nos hace saber que eso es así.
El discurso pronunciado por Leonel ante cientos de jóvenes, desde mi punto de vista, estuvo muy bien dirigido hacia algunos de sus compañeros de partido que se han atrevido a aspirar a la presidencia de la República, según él, creyéndose ser líderes, y dirigido muy específicamente al actual presidente Danilo Medina, quien está realizando una obra de gobierno extraordinaria y digna de alabar, gestión gubernamental que sin dudas quedará registrada en la historia dominicana como una de las mejores, muy por encima de las presididas por el expresidente Leonel Fernández.
La alta popularidad que manifiesta la persona de Danilo Medina y su obra de gobierno, desde el inicio está causando roncha al doctor Leonel Fernández y es algo natural que él se sienta resentido.
Las palabras del discurso de Leonel sobre liderazgo y antorcha vienen al caso precisamente por esas ronchas causadas debido a que la imagen del actual presidente está en alto y subiendo, y porque desde ya, tanto en los adentros del PLD como en algunos círculos del Congreso Nacional y en una buena parte de la población, se está percibiendo la idea de una posible reelección del presidente Medina.
A mi entender, veo muy claro que en este momento el líder del país es Danilo Medina, quien con su excelente gestión y estilo de gobernar sencillo, preclaro y frugal, ha acaparado la admiración de la mayoría del pueblo dominicano, relanzando de manera extraordinaria los sectores educación, agricultura y mipymes, puntos vitales para el crecimiento y el desarrollo económico y social de todo país.
Hoy el presidente Medina es el líder, no le ha arrebatado la antorcha a nadie, porque fue el pueblo quien se la dio, y como estamos en democracia, si el pueblo mismo decide que la antorcha siga en sus manos, estamos seguros que en muy buenas manos estará.
Que sepa el doctor Leonel Fernández que todavía está muy reciente en la conciencia del pueblo dominicano el alto costo que tiene para cada ciudadano y para el país, los RD$187 mil millones de pesos del escandaloso hoyo fiscal que él y su equipo económico produjeron desde el Estado durante sus ocho años consecutivos de gobierno.
No me parece sensato que el expresidente quiera reclamar ahora un liderazgo que el pueblo le otorgo en una oportunidad política, y que él defraudó de una manera abusiva.
En el PLD el liderazgo de Leonel en este momento es compartido, ya no es tan fuerte, no solo porque el liderazgo de Danilo Medina siempre estuvo presente y con la potencia de ser grande y extraordinario como el que tuvo Leonel, sino también porque la gestión de Medina al frente de los destinos del país lo ha apuntalado en ese liderazgo y en este momento él tiene la antorcha porque el pueblo se la otorgó.
Leonel no debería estar tan confiado, el pueblo es sabio, los militantes y simpatizantes del PLD también los son, sus frases celebres y metáforas ya no maravillan tanto como cuando ganó la presidencia en años anteriores, y aquí todo el mundo sabe sobre sus grandes habilidades para mentir y seducir.
Al querer continuar adjudicándose el liderazgo del PLD y del país, Leonel no se muestra humilde, no quiere reconocer que el líder ya es otro, que son las masas y el pueblo quienes arrebatan la antorcha y la otorgan a quien quiere.
En este momento, la antorcha la tiene el presidente Danilo Medina, ahora él es el líder del país, y cuidado, porque si el pueblo quiere, esa antorcha puede seguir en sus manos por más tiempo, porque el pueblo es soberano y es el único que la otorga y arrebata.